Las instalaciones deportivas de Granja de Rocamora quedaron destrozadas tras el paso de la gota fría de septiembre. El polideportivo «La Palmera» se construyó en su día, como tantas otras instalaciones en la Vega Baja, en la confluencia de no una, sino dos ramblas -la de Abanilla y la Salada- por lo que la fuerte avenida de agua tocó de lleno esa zona arrastrando y destrozando todo a su paso. Los muros perimetrales acabaron en el suelo y el agua, con todo lo que arrastraba, destrozó las piscinas, las pistas de pádel y de tenis, el pabellón deportivo y el campo de fútbol municipal, por lo que los usuarios de estas instalaciones llevan casi dos meses sin poder hacer uso de ellas y se ven obligados a practicar sus deportes en otros municipios.

Los técnicos del Ayuntamiento de Granja de Rocamora están evaluando los cuantiosos daños, pero las primeras estimaciones indican que se necesitarán unos dos millones de euros para poder reabrir estas instalaciones. El alcalde del municipio, Javier Mora, se muestra desolado. «Vamos a necesitar una gran inversión para volver a poner las instalaciones deportivas en funcionamiento; el agua que llegó, sobre todo, desde la rambla de Abanilla que viene paralela a la autovía, destrozó los muros que iba encontrando a su paso y los arrastró y levantó el césped del campo de fútbol, fue un desastre», lamenta.

Mora solicitará las ayudas necesarias a las distintas administraciones para retomar la normalidad en las instalaciones afectadas por la DANA y reclama que se acometan las actuaciones necesarias para evitar un desastre así, como el encauzamiento de las ramblas. «Hay que luchar para que se haga el encauzamiento y nosotros tomaremos nuestras medidas correctoras». Se refiere a la construcción de un muro perimetral de hormigón armado alrededor de todo el perímetro del polideportivo «que frene la fuerza del agua».

El regidor descarta ubicar las instalaciones en otra zona por la falta de espacio en este pequeño municipio. «El polideportivo está donde está y tras analizar su situación concluimos que no podíamos cambiar de sitio porque no tenemos ni espacio ni posibilidades de poder hacerlo», señaló. La cercana autovía hizo de dique de contención lo que evitó males mayores en el municipio que sí vio cómo se inundaban la mitad de sus calles cuando parte de ese agua «saltó» la carretera. La peor parte se la llevó la zona norte, al otro lado de la autovía, donde está el polideportivo.