La rambla del Derramador inundó la mitad del casco urbano Jacarilla hace mes y medio y la mayor parte de su cauce está destrozado. Y el municipio sigue, a día de hoy, intentando recuperarse de la avenida. La alcaldesa Pilar Díaz (PSOE) asegura que el municipio, a dos meses de que termine el año, ha agotado todo el presupuesto disponible. «El agua se ha llevado por delante el trabajo de cuatro años de reparación de caminos rurales asfaltados», indicó. También afectó al Colegio Virgen de Belén, que acababa de ser remozado con una inversión de más de 400.000 euros del Plan Edificant y del que se tuvieron que retirar 15 centímetros de cieno. El Ayuntamiento se ha quedado sin liquidez para atender más urgencias tras desembolsar más de 50.000 euros -una cantidad importante para un municipio que no supera los 2.000 vecinos-.

La alcaldesa reclama a la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) que amplíe la capacidad del cauce, en especial en el tramo en el que la carretera CV-920, que une Bigastro con Jacarilla, lo rebasa. En ese punto, el arrastre de materiales y las roturas de las placas de hormigón del propio cauce taponaron el puente. Algo que acumuló el agua y ayudó a la inundación posterior de buena parte del casco urbano. Durante los días clave de la gota fría el Ayuntamiento tuvo que emplear una retroexcavadora para retirar esos materiales. La edil socialista lamenta que la CHS no haya mantenido el cauce en 30 años. Las cañas han crecido sin control sobre un lecho y laterales de hormigón, abriéndolos. La gota fría hizo el resto.

Ahora, la Confederación incluye dos millones de euros entre las obras de urgencia para reparar el cauce. La rambla del Derramador discurre entre el embalse de la Pedrera y el río Segura -técnicamente se usaría como aliviadero de la presa en caso de emergencia, aunque también para aportar agua de La Pedrera al Segura-. Con lluvias torrenciales, pese a su corta longitud, recoge grandes caudales procedentes de barrancos que nacen aguas arriba de La Pedrera, en la Sierra de Pujálvarez -300 metros de altura-, como la de Alcoriza o Arroyo Grande, y que le llegan desde su margen derecha.

Como ocurrió en otros puntos de la Vega Media y Baja entre el 13 y el 15 de septiembre, la rambla recibió también aportaciones de aguas desbordadas del canal del postrasvase Tajo -Segura, que discurre a una cota más elevada. Otro de los factores que incrementó los arrastres y la violencia de la avenida fue la ocupación de estas ramblas con cultivos intensivos de cítricos. Algo que la CHS no vigila.

El Derramador fue encauzado a la par que el río Segura a principios de la década de los años 90, dentro del plan de defensa contra avenidas. Antes protagonizó la inundación del municipio el 8 de diciembre de 1965 y el 4 de noviembre de 1987. La inversión fue insuficiente. Como testigo de la impresionante avenida que vivió la localidad en septiembre queda todavía inundado, 50 días después de la DANA, el viejo meandro del Segura, anegado en la mayor parte de sus seis hectáreas con más de medio metro de agua y se ha convertido en un improvisado humedal para la avifauna. La alcaldesa reclamó en mayo pasado al presidente de la CHS, Mario Urrea, la limpieza de este tramo en el que la rambla se encuentra con el Segura. No tuvo éxito.

Todavía hoy el cauce antiguo del Segura, que se conservó en las obras en defensa de las avenidas en el margen derecho del nuevo cauce para ayudar a recibir las aguas del Derramador, está repleto de cañas y residuos. En este punto además se produce otro de los problemas de desagüe típico en las infraestructuras de aliviadero del Segura. El cauce nuevo está ubicado a una altura superior de la desembocadura del Derramador, lo que dificulta su desagüe.