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«Creímos que el agua nos arrastraría, rescaté a los niños como pude»

Las familias del barrio San Pancracio de Almoradí, protagonistas de la foto que ilustró la portada de INFORMACIÓN el día después de la riada, recuerdan los angustiosos momentos un mes después. Algunas han perdido sus casas y otras tratan de volver a la normalidad

Pablo coge a uno de los niños que rescató, junto a su madre, todos protagonistas de la portada de INFORMACIÓN del 14 de septiembre. tony sevilla

Aún se les ponen los pelos de punta cuando recuerdan aquel 13 de septiembre, hace tan solo un mes, cuando el río Segura se desbordó a su paso por el término de Almoradí e inundó rápidamente su barrio, el de San Pancracio, uno de los más humildes de la localidad. La imagen de aquellos vecinos corriendo con el agua a la cintura, con los niños en brazos tratando de subirlos a un camión para sacarlos de aquel «infierno» dio la vuelta al mundo a través de las fotografías de INFORMACIÓN que captaron la angustiosa escena y que protagonizaron la portada del 14 de septiembre con un titular que lo definía todo en una sola palabra: «Catástrofe». «Creímos que el agua nos arrastraría», señala Ángela, una de las vecinas de este barrio que ayer paseaba con su bebé, de tan solo cinco semanas. «Tuvimos que sacarla por la ventana, yo acababa de llegar del hospital porque tenía solo una semana mi niña y fue angustioso», cuenta tratando de olvidar aquellos desastrosos días.

La historia detrás de la familia que fue portada de INFORMACIÓN por la gota fría: «Creímos que el agua nos arrastraría»

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Uno de los «salvadores» del barrio fue Pablo. No dudó en salir de su casa para evacuar a los hijos de sus familiares y a los de otros vecinos y vecinas que salieron de sus viviendas con los pequeños a cuestas sin saber bien a dónde ir. En la portada de INFORMACIÓN se le puede ver sacando como podía, a pesar de la fuerza con la que discurría el agua y que tan bien fue captada por el fotógrafo Álex Domínguez, a dos sobrinas y al hijo de una vecina. Los llantos de los pequeños, que no sabían bien lo que estaba pasando y por qué a las puertas de sus casas pasaba tanta y tanta agua, es algo que no olvidará jamás, como todos aquellos que fueron testigos de esos angustiosos momentos. «Salimos todos corriendo fuera de las casas, vi a mi cuñada con una sobrina que corrían lo que podían porque el agua tenía mucha corriente y quise sacarla rápido de allí, gracias a un camionero que se metió para poder sacar a la gente, y fui cogiendo a todos los niños que pude para llevarlos al camión», recuerda. Los pequeños, que no querían alejarse de sus madres en esos momentos, lloraban sin parar. «De todos modos, donde vivimos se suele inundar cuando llueve, aunque lo de septiembre fue demasiado», indica Pablo.

La mujer de Pablo señala el lugar donde paró aquel camión que ese día consiguió evacuar a las familias de un barrio completamente anegado. «Mi marido es el que sale en la portada del periódico con dos crías, mis sobrinas, y con un nene que sale llorando porque el agua subía y subía y fue él quien los rescató». Ese niño que lloraba aquel 13 de septiembre mientras lo evacuaba Pablo, ayer sonreía ajeno a la tragedia que ha supuesto la riada para su familia. Su madre explica que vivían enfrente de los pisos, en una casa de una planta que ha quedado destrozada. «He perdido la casa porque, encima, debajo hay un canal y se inundó completamente y ahora está inservible y los peritos me han recomendado que no me meta por el peligro que hay», explicaba ayer. Ahora vive con su familia, entre ellos el pequeño protagonista de nuestra portada, en la casa de su suegra. «Hay tres casas aquí que ya no se puede entrar, el agua las ha destrozado», dice mientras las señala. Ahora esperan las ayudas anunciadas tanto por el Consell, el gobierno central como el Ayuntamiento de Almoradí que prometió una solución habitacional a todos aquellos que han perdido sus viviendas, y que ya tramitan con otros organismos y entidades. El consistorio almoradidense ha sido uno de los que más se ha volcado con sus vecinos en estos duros momentos.

Normalidad

«Estamos tratando de volver a la normalidad, dentro de lo que cabe», comenta Pablo. Él decidió quedarse en su casa, situada en un primer piso de uno de los edificios afectados, junto a su mujer. Pero solo pudo dormir allí tres noches. «El agua seguía discurriendo, teníamos el río a la puerta de casa, y le decía de broma a mi mujer que no necesitábamos ir a la playa, pero era difícil seguir aquí y vino la UME a por nosotros y nos sacó, porque no podíamos salir de casa por la cantidad de agua que ya llegaba casi a la ventana», señala.

El río Segura se desbordó a un kilómetro y medio del barrio de San Pancracio, en la avenida de Algorfa. La mota del río junto al puente que une Almoradí con Algorfa no soportó el volumen de agua que el cauce llevaba por las lluvias torrenciales y el desembalse de agua en el pantano de Santomera. Miles y miles de litros de agua salieron del cauce hacia el polígono industrial Las Maromas, pasando por el barrio de San Pancracio hasta alcanzar el casco urbano. Cientos de personas tuvieron que ser evacuadas de sus viviendas, aunque nada más romperse la mota el agua llegó tan rápido a Almoradí que apenas hubo tiempo para organizar una evacuación y muchas familias, como las de este barrio, salieron por su cuenta de sus casas, sobre todo en las que había niños. «Lo pasamos muy mal y, por suerte, ya está todo pasado y esperemos que no vuelva a suceder algo así nunca», dice Ángela. Un deseo que comparte una comarca entera que ha sufrido las peores inundaciones en 140 años y que, como a Pablo, «nunca se nos olvidará».

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