Sin corbata ni zapatos de tacón para hablar de tú a tú con los residentes de una de las zonas más devastadas por la gota fría. El rey Felipe VI y la reina Letizia visitaron ayer la pedanía de Molins, en Orihuela, para saludar, casi uno por uno, a los centenares de vecinos que se echaron a la calle para ser participes de un acontecimiento histórico. Por primera vez, los monarcas visitaban juntos la provincia de Alicante y lo hacían para transmitir en primera persona su solidaridad con los damnificados por un temporal que ha dejado una profunda cicatriz en la Vega Baja. Fue quizá la media hora menos protocolaria de su paso por la capital de la comarca, esa en la que se pudo ver hasta a una abuela acariciando el brazo de la Reina para pedirle, emocionada, que les ayude a salir adelante.

Molins (1.200 habitantes) despertó ayer entre la excitación y la incredulidad por una visita real que, aunque estaba anunciada, eran muchos los que no se acababan de creer. A media mañana las imágenes y los vídeos de Los Reyes visitando el Ayuntamiento de Orihuela se coronaban como «trending topic» en las redes sociales y confirmaban a los residentes de esta pedanía que, efectivamente, estaban a un paso de allí. La expectación, el nerviosismo y la ilusión fueron entonces in crescendo.

Mientras los vecinos se echaban a la calle, los niños del colegio preparaban a toda prisa dibujos y pancartas para el ilustre recibimiento. Por fin, al filo de las 13.30 horas sucedía lo esperado: los monarcas pisaban Molins y se desataba la locura. Apenas habían salido del coche comenzaron los vítores y aplausos. Se sucedió una lluvia de piropos. «¡Guapísimo! ¡Preciosa!...», entre muchos otros.

Hasta el colegio

Los monarcas recorrieron a pie el tramo que discurre entre el centro cívico y el colegio Nuestra Señora de Monserrate, dándose un verdadero baño de masas. Se detuvieron cuantas veces fue necesario para escuchar a los vecinos, estrecharles la mano o posar en «selfies» a petición de los asistentes, que los esperaban en pie y a pleno sol. Para sorpresa de muchos, fueron los propios Don Felipe y Doña Leticia quienes se acercaron, también, a saludar a los oriolanos. Así lo hicieron, por ejemplo, con un grupo de mujeres mayores que permanecían sentadas en sillas en un garaje. Fueron ellos, los Reyes, los que acudieron a saludarlas. La sorpresa fue tal que una de las señoras, incluso, agradeció el gesto besándoles la mano.

«Me ha gustado muchísimo lo que ha pasado. Ella es muy simpática y el rey también, muy agradables los dos. El rey está guapísimo y ella igual», comentaba poco después Remedios López.

La visita discurrió con carácter festivo en una pedanía donde el agua ya ha remitido, pero sigue encharcada por el drama. Hace tan sólo dos semanas, Molins se encontraba completamente anegada tras las lluvias torrenciales y el desbordamiento del Segura. Más de 350 familias sufrieron inundaciones en sus viviendas de planta baja y 700 tahúllas agrícolas quedaron arrasadas. El agua cubrió hasta un metro y medio de la planta baja del colegio y las clases se suspendieron durante 11 días. No obstante, al menos durante el recorrido oficial, Los Reyes apenas vieron destrozos. Fueron los vecinos los que pusieron voz a la catástrofe.

«Ha sido una gran alegría, lo he vivido con mucha emoción. Después del desastre que hemos tenido nos ha dado mucho gusto que vinieran. Tenían que haber venido cuando teníamos todas las cosas en la calle, pero bueno, los hemos visto y estamos muy contentos», expresaba ayer Loli Belmonte. También Mariola López, que sigue trabajando como voluntaria repartiendo colchones, mantas o toallas entre quienes lo han perdido todo, acudió a saludarlos y calificó lo acontecido como «algo histórico, será recordado siempre».

La visita concluyó en las inmediaciones del centro escolar, que sigue hoy sin servicio de comedor tras quedar este espacio y la cocina completamente devastados. Allí, decenas de niños los esperaban eufóricos con carteles en los que se veían corazones, banderas, el logo de «Fuerza Vega Baja» y hasta dibujos de los propios Reyes. Fue la propia Reina quien recogió en mano muchos de las creaciones artísticas pintadas con lápices y rotuladores mientras se escuchaba a alguna que otra madre gritar, a pocos metros: «¡dale un beso!». El objetivo estaba claro: inmortalizar en su «smartphone» un momento único.

«Con la visita de los reyes lo que esperamos es sobre todo tener visibilidad, que se sepa que después de dos semanas sigue habiendo mucha gente afectada», dijo la directora del colegio, Inma González. Y ese es precisamente el sentimiento que ayer más se podía ver en las calles de Molins, que arropó al Jefe del Estado y su esposa mientras confía en que siga el apoyo para recuperar todo lo perdido.