La Vega Baja recordará siempre la primera visita de los Reyes de España en un momento de profunda tristeza para cientos de familia que tres semanas después de la DANA aún no se han repuesto de los daños y siguen comprando muebles. Una comarca con empresas que siguen cerradas y otras que nunca volverán a abrir. Con ciudadanos que siguen haciendo cola para informarse de las ayudas del Consell y del Gobierno, mientras otros se apuntan a las listas del paro, y de aquellos que se levantan cada día a mirar lo que iban a ser sus cosechas y esperan en soledad que de una vez por todas desaparezca el barro que ha sepultado sus ilusiones.

En mitad de la pérdida de más de mil millones de euros, solo en la huerta, la visita de Felipe VI y doña Letizia ayer a Orihuela, corazón de la Vega Baja, fue un soplo de aire fresco, de calor y de esperanza para una comarca apegada a la tierra y a un río, el Segura, que tanto les da como les quita. La jornada deja mil anécdotas y sentimientos de gratitud, es curioso, entre los damnificados. No hay rincón donde no cayera una lágrima hace tres semanas y que ayer no se regocijara con la visita de Sus Majestades para fundirse con ellos en un abrazo imaginario que, con voz queda, les deja un mensaje que ya conocen: «La Vega Baja siempre vuelve».