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Guardamar del Segura

Una compuerta unirá el cauce viejo y nuevo del Segura para evitar nuevas inundaciones

La obra aprobada por la CHS aliviará la falta de capacidad del tramo antiguo de la desembocadura

Una compuerta unirá el cauce viejo y nuevo del Segura para evitar nuevas inundaciones

El cauce viejo y el nuevo del río Segura, separados por una mota en su tramo final antes de llegar a la desembocadura en Guardamar del Segura, estarán unidos por al menos una compuerta. Es lo que ha decidido la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) para evitar que se vuelvan a repetir las situaciones de inundación de la margen izquierda de la huerta tradicional de la Vega Baja-y también zonas comerciales y residenciales- ante el desbordamiento de los azarbes. Tras el temporal que dejó hasta 550 litros por metro cuadrado en algunos puntos de la Vega Baja el río se desbordó por la rotura de una mota en el puente de Algorfa de Almoradí. A ese agua se sumó el caudal recogido en el mismo episodio por los azarbes de la cola del río procedentes de las ramblas de la Sierra de Albatera, Callosa y la rambla de Abanilla. El agua inundó Almoradí, Catral, parte de Heredades, Daya Nueva, Daya Vieja, algunas zonas de Rojales y la huerta y zonas comerciales de San Fulgencio.

Millones de litros se acumularon a lo largo de 4.000 hectáreas. Su vía de escape natural es la desembocadura del Segura. El agua del Segura por el cauce nuevo se encuentra con la del cauce viejo en el mar. El primero, mucho más ancho y con más empuje en situación de avenida bloquea al cauce viejo. Con el cauce viejo colmatado, el agua incluso hace el camino a la inversa y vuelve a las tomas de unas azarbes ya desbordadas y que apenas tienen pendiente para aliviar su caudal. La solución provisional llevada cabo 17 de septiembre, en la crecida de diciembre de 2017 o en la riada de 1987, ha consistido en la apertura de una zanja provisional que rompe la mota que separa ambos cauces, para unirlos.

El cauce nuevo está ubicado a una cota inferior del viejo. Es decir, el agua puede trasladarse por gravedad sin problema entre ambos. Este problema de inundación también se produjo en la crecida del río de diciembre de 2016. Además de hacer perder los cultivos por inundación, provocó días después de la riada colas kilométricas en un amplio tramo de la N-332, que se mantuvo abierto pese a que el agua rebasaba ambos márgenes porque la mayor parte de las carreteras de la comarca seguían cerradas. Ahora, con las obras que la CHS va a llevar a cabo durante los próximos meses esa apertura se convertirá en definitiva. Las compuertas fijas mantendrán los caudales separados de ordinario y se abrirán sin necesidad de movilizar maquinaria en momentos de gota fría. Además evitará que se produzca el efecto rebote. Es decir, que un mayor caudal del Segura o un temporal marítimo provoque que las aguas del cauce nuevo terminen en el viejo y de ahí en la huerta.

El presidente de la CHS, Mario Urrea, explicó a INFORMACIÓN que la medida es relativamente sencilla de llevar a cabo y que hasta la fecha "a nadie se le había ocurrido que el problema se podía abordar con esta fórmula". Según el gestor de la Cuenca no se ha dejado de actuar por abandono en este punto: "Hasta ahora no le había ocurrido a nadie que se podía dar parte de la solución de esta forma". Porque el problema no se solventa exclusivamente con la compuerta.

La falta de pendiente de los azarbes cuando desembocan en río viejo seguirá provocando problemas de inundación durante su trazado final.

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