La visita del rey Felipe VI y la reina Letizia a Orihuela y Molins fue organizada como un acto para expresar su solidaridad con los afectados por el temporal de gota fría, algo que no fuera una celebración. Sin embargo, la ilusión por la llegada del Jefe del Estado y su esposa se convirtió ayer casi en un día de fiesta nacional en la capital de la Vega Baja. Fue algo espontáneo y casi inevitable, valoró ayer el alcalde oriolano, Emilio Bascuñana, que dijo que «sentir esa cercanía nos ayuda a recuperar la ilusión».

Bascuñana acompañó ayer a Los Monarcas durante toda la visita a la ciudad que gobierna y, tras la despedida, dijo que «aunque pueda parecer un contrasentido, en los momentos más duros, sentir esa cercanía y proximidad de las personas que son valoradas, que son respetadas, que representan al conjunto del territorio nacional, como son Sus Majestades, ayuda en lo anímico, en recuperar esa ilusión, en volver a motivarnos para que todos los pueblos de la Vega Baja sean lo que siempre han sido, un pilar y sustento de la Comunidad Valenciana, de España y la huerta de Europa».

El regidor oriolano apeló ayer a la unidad de todas las administraciones públicas para conseguir que la comarca retome el pulso ayudando a las familias afectadas y recuperando los sectores productivos que han resultado perjudicados, como son múltiples industrias así como la actividad agraria.

«Quiero insistir en agradecer el detalle de Sus Majestades y todo lo que han contribuido desde el gobierno de la nación, el autonómico y la Diputación de Alicante para que se perciba esa unidad de todas las administraciones, centrándonos en las necesidades de Orihuela y los vecinos de la comarca», expresó el regidor.