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Agricultura, pendiente del barro que asfixia

La gota fría impedirá cultivar hortalizas hasta final de año y amenaza con desabastecer a los mercados

Un agricultor de la zona de Orihuela contempla sus campos de cítricos colmados totalmente por el barro tras las lluvias torrenciales. tony sevilla

La situación de la agricultura en la Vega Baja está pendiente de la evolución del agua y el barro, que la está materialmente asfixiando. El estado de los campos impedirá cultivar hortalizas hasta final de año, lo que implica la pérdida de dos cosechas y el consecuente desabastecimiento de los mercados. Este hecho, además, supone una amenaza añadida para los agricultores afectados, que temen que el descenso de la producción abra las puertas a verduras procedentes de Turquía y Egipto y que después haya dificultades para recuperar el terreno perdido.

La gota fría va a tener consecuencias a medio y largo plazo para el sector agrícola de la Vega Baja, más allá de los destrozos inmediatos ocasionadas como consecuencia de las lluvias torrenciales y los campos anegados.

Las pérdidas en las 25.000 hectáreas de la huerta tradicional y regadíos del trasvase van a oscilar entre los 167 millones de euros que calcula la Unió de Llauradors y los cerca de 300 que esgrime ASAJA. El presidente de esta última organización agraria en Orihuela, José Vicente Andreu,señala que «de entrada, vamos a perder dos cosechas de hortalizas, las que estaban plantadas y las que se iban a plantar ahora, porque con el estado de los campos no podremos volver a la actividad hasta final de año».

Y es que al agua que ha cubierto los terrenos, se le suma el barro. «La capa de limo, a medio plazo, resultará positiva porque cuando labremos aportará muchos nutrientes. Sin embargo, ahora está asfixiando materialmente tanto a las plantas como a los árboles de cítricos y granadas. Se trata de un asesino en potencia, porque es como si a una persona le pusiesen una bolsa en la cabeza».

Con estas perspectivas, el desabastecimiento de los mercados se empezará a notar en el plazo aproximado de dos o tres meses, cuando se agoten los productos almacenados. Y eso, añade Andreu, puede abrir la entrada a hortalizas de Turquía y Egipto, «lo que nos complicará después la recuperación de los mercados».

Juan Martínez, profesor del área de Producción Vegetal y Microbiología de la Universidad Miguel Hernández, señala por su parte que «de entrada, hemos sufrido destrozos por arrastres de agua, con el arrancado de plantas y el rajado de las frutas de los árboles. También se han roto numerosas infraestructuras que habrá que reponer para cuando sea necesario regar una vez se introduzcan las nuevas plantaciones».

Ahora falta por concretar los daños a medio plazo, como consecuencia del tiempo que hayan permanecido las plantas y árboles debajo del agua. «Los que hayan sido cubiertos por el barro van a sufrir las consecuencias, dependiendo de las horas y los días y también de las especies. La falta de oxígeno bloquea las raíces».

Con todo, Martínez concluye con una nota de esperanza, y es que «el agua de la riada nos limpiará el suelo de las sales perjudiciales y además nos dejará otras beneficiosas, que actuarán como fertilizante».

Lo sucedido, como queda dicho, va a tener consecuencias en el abastecimiento de los mercados. Santiago Mira, profesional de Elche dedicado a la comercialización, destaca que de entrada se han enfrentado a las consecuencias directas de esta semana, «en que se han perdido lechugas, coliflores, brócolis, todo lo que se ha inundado. A ello se une que no se podrá volver a plantar en dos o tres meses, por lo que es lógico que haya menos abastecimiento de lo que es habitual».

Esta circunstancia obligará a buscar verduras en lugares alternativos, «en mi caso en Almería, Murcia y zonas de Alicante que se han visto menos afectadas, como puede ser San Miguel de Salinas». Mira reconoce que este problema de desabastecimiento encarecerá «un poco» el producto.

Por contra, llama la atención sobre las consecuencias que esta catástrofe tendrá para la fruta de conservación, caso de los cítricos y granadas que se exportan a Asia o América. «Al estar afectados por el agua no van a poder llegar en condiciones a sus destinos, por lo que se destinarán al comercio nacional, que no los podrá absorber en su totalidad, lo que reducirá su cotización».

El presidente de la Asociación de Supermercados de la Comunidad Valenciana (Asucova), Pedro Reig, manifiesta por su parte que «nuestra política es trabajar con productos de proximidad, y ahora serán los almacenistas que nos suministran los que tendrán que buscar alternativas». Reconoce que puede haber un aumento de precios «por los mayores costes en materia de logística», aunque «se intentará repercutir lo mínimo posible en los consumidores».

Una semana complicada para los supermercados

Las grandes cadenas de alimentación recuperan la normalidad tras los primeros días con falta de productos

Las grandes cadenas de supermercados han recuperado la práctica normalidad tras unos primeros días complicados como consecuencia de la gota fría, que provocó episodios de desabastecimiento sobre todo en materia de hortalizas.

Desde Consum informan que los días inmediatamente posteriores al temporal hubo menos surtido en productos como las lechugas, los cogollos o los brócolis, fundamentalmente, aparte de los destrozos en los campos, porque las carreteras de la Vega Baja estaban impracticables y no podían salir los camiones de los almacenes. Con todo, resaltan que este problema ya se ha solucionado después de que los suministradores que trabajan con esta cadena hayan buscado alternativas de abastecimiento en otros puntos de España.

Algo parecido sucedía en Mas y Mas, con unas primeras jornadas de menos variedad de productos y una situación que también ha tendido a normalizarse en los supermercados.

En Mercadona, tal y como ya se informó, hubo dificultades de abastecimiento de verduras en algunos de los supermercados de la provincia, debido a que el centro logístico de la marca está situado en San Isidro, en plena zona cero, y era imposible en un primer momento sacar de allí la mercancía. El problema, con todo, se solucionó con inmediatez.

También hay que hacer referencia a los establecimientos situados en la propia Vega Baja, que son los que más dificultades han sufrido por las inundaciones. De acuerdo con la información facilitada por Asucova, los más afectados fueron los situados en Orihuela, Almoradí, Dolores y San Fulgencio, y en menor medida los de Benejúzar, Callosa de Segura, Pilar de la Horadada, Rojales, San Isidro, Santa Pola y Torrevieja. A día de hoy los problemas ya se han resuelto en su mayoría.

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