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De las primeras vendimias de Europa

Arranca en La Mata el corte de las cepas destinadas a la elaboración de vino

De las primeras vendimias de Europa

Ancladas a arena de dunas. Dentro del Parque Natural de las Lagunas de La Mata y Torrevieja, más de 30 grados a las ocho y media de la mañana, con el penetrante ruido de las chicharras y a un kilómetro de la playa, empezaba ayer una de las primeras vendimias de Europa. El clima caluroso, árido, mediterráneo y unas viñas de secano arman el algoritmo para que uno de los únicos puntos donde se recolecta uva en toda la Vega Baja, La Mata, comience con el corte de la vid para vino en el ecuador de agosto, cuando en la mayoría de los viñedos de España no empiezan hasta mediados de septiembre.

Una de las principales características de estos viñedos, su tierra arenosa, es al mismo tiempo la que ha provocado que la vid de La Mata disponga del reconocimiento pre filoxéricos, un bicho, filoxera, que asoló los viñedos de Europa y España a finales del siglo XIX. Los cultivos de La Mata sobrevivieron ante la imposibilidad del insecto de adentrarse en las raíces debido a la arena en la que se asientan. Otra de las particularidades es que el vino no cuenta con ningún tipo de sulfito.

Relevo generacional

La N-332 no solo hace de barrera física sino que también marca la diferencia temporal. Al este, entre algunos edificios de La Mata, descansa impasible lo que fue la industria vínicola. Un monumento a las vendimiadoras y una plaza, de la Agricultura, con aperos y herramientas de labranza tradicional que se empleaban antiguamente. De los casi veinte viticultores que hoy aún continúan se ha incorporado un relevo, el generacional, tan importante para que este cultivo no desemboque en la desaparición.

Dos ejemplos de esa regeneración son Jesús e Hilarión, 40 y 36 años. La Mata contaba hace unas décadas con 200 hectáreas pero se ha ido perdiendo hasta reducirse a 40. La vid se empleaba para vino a granel pero para estos dos viticultores, embotellarlo es una forma de revalorizarlo.

También hay una tercera vía, de hecho la mayoritaria, que es la uva de mesa. Ésta empezó su vendimia el 20 de julio.

«Para mí esto es como embotellar el paisaje, es expresar esta tierra, su terreno característico, las chicharras,...» comenta Hilarión.

Las cepas de La Mata no resaltan desde el prisma cuantitativo -hay algunas que dan incluso menos de un kilo- sino cualitativo. De esta vendimia esperan sacar tres tipos de vino blanco: uno aromático, seco, otro con lo que se conoce vino de velo de flor y un tercero llamado vino brisado.

Todo este proyecto va unido a una investigación, junto a universidades y distintas bodegas, donde se va a estudiar el comportamiento de los vinos una vez criados bajo las condiciones de lo que se conoce como velo de flor. Creen que La Mata tiene unas condiciones climatológicas muy similares a las existentes en Sanlúcar de Barrameda, donde se da una tipología de vino de velo de flor conocida como manzanilla.

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