Desde las lluvias durante la Semana Santa, la Vega Baja no registraba precipitaciones por encima de los 5 litros por metro cuadrado, un parámetro para considerar que ha llovido con un mínimo decente. Lo hizo ayer pero muy mal distribuida y muy localizada.

San Miguel de Salinas fue el municipio de la comarca donde se registraron las precipitaciones más abundantes, 32 litros por metro cuadrado, según Pedro José Gómez, de MeteOrihuela. En algunas calles del municipio, el agua alcanzó la altura de la acera y también anegó algunos caminos de la huerta. La sequedad de la tierra la absorbió. La Policía Local de San Miguel de Salinas no recibió ninguna notificación por incidencia.

Quien sí tuvo que intervenir fue la Policía Local de Rojales tras el desprendimiento de una rama de grandes dimensiones cerca del I.E.S. La Encantá. En la urbanización del municipio, Ciudad Quesada, se hicieron más visibles los 8 l/m2, según Meteo Orihuela, que desembocaron principalmente en el campo de golf, inundando parte de él.

Lo más llamativo fue el carácter local de las lluvias. Llovió en Rojales y en Orihuela (4,6 l/m2), pero en Almoradí, ni una gota. Como también pasó con la ciudad oriolana y una de sus pedanías, en Raiguero de Bonanza, apenas chispeó, 0,2 l/m2.

Estas lluvias, según explica Pedro Gómez se propiciaron por la presencia de aire frío en altura y la entrada de viento de Levante que aportaba mucha humedad.

«Matapolvo»

La enorme carestía de agua que padece la comarca, los cultivos y cosechas no ha disminuido siquiera con las precipitaciones de ayer. Agricultores empleaban ayer la expresión «matapolvo» para referirse a cómo ha repercutido en los cultivos. Aunque cualquier precipitación es bien recibida, ante el estado de sequía tan grave, las lluvias de ayer no consiguieron saciar la sed de la huerta de la Vega Baja, con la excepción de San Miguel de Salinas.