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Proliferación de «pisos patera» en Almoradí

Varios inmuebles presentan una situación precaria, con elevada ocupación de inquilinos y con viviendas enganchadas al tendido eléctrico

Uno de los edificios que alberga este tipo de vivienda en Almoradí. Daría Pérez

La localidad mantiene en la actualidad edificios completos y algunas viviendas localizadas, todas ellas ocupadas, en distintos puntos del callejero almoradidense. Una situación real y asentada desde hace años en el municipio, siendo un efecto llamada a aquellos que sobreviven al margen de la ley en condiciones inadecuadas por culpa de las coyuntura económica la mayoría de veces, que se manifiesta en la sobreocupación de pisos o en el robo de la electricidad, enganchada irregularmente al tendido.

También provoca el deterioro del entorno y amenaza la tranquilidad del vecindario. Son varios los residentes que se han rebelado y han optado por abandonar sus casas, poniéndolas en venta a pesar de que saben que será complicado lograr ese fin. Los comercios ubicados en las zonas donde están estos «pisos patera» también han visto mermar sus ingresos, ya que favorece la precariedad que se plasma en zaguanes y aceras y aleja la fluidez del tránsito peatonal normal al considerar el emplazamiento peligroso.

Este estado de deterioro y proliferación de las moradas con hacinamiento de personas, visible en varios inmuebles, como los de las calles Escorial y España, ya ha sido planteado por el grupo político local Ciudadanos, que ha llevado dos mociones a pleno con el objetivo de dar solución a esta problemática y evitar que siga creciendo esta tendencia que se multiplica en Almoradí. También en otras poblaciones de la Vega Baja, donde las edificaciones antiguas y las nuevas construidas y embargadas por los bancos se han convertido en el propósito de este tipo de ocupación.

Asunto de pleno

Para Almudena Albentosa, portavoz de la formación política naranja de Almoradí, es necesaria la implicación del Ayuntamiento para que se establezca «una revisión técnica en consonancia con la Policía Local para evaluar las condiciones de habitabilidad de estos pisos», destacando el juego de empadronamiento que existe entre los inquilinos de las casas. «Hay casos en los que viven hasta ocho personas en una misma casa cuando solo dos de ellas están reconocidas como inquilinos por el casero», reconoce la portavoz.

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