El balcón de la Vega Baja, situado a los pies de la ermita dedicada a San Roque que alberga Callosa de Segura en lo alto de la sierra −a unos 50 metros−, acogió a más de un millar de personas, la mayoría jóvenes, quienes recibieron con fervor festero y religioso el significativo acto de «El Chupinazo», cumpliendo con esta tradición que suma su sexto año y que, en esta ocasión, fue organizado por la «Filá Desterraos», de la comparsa Caballeros del Cid.

Del blanco al rosa. Los centenares de vecinos y visitantes arroparon la cita festiva ataviados con prendas de color blanco y detalles propios de cada comparsa, que vieron cambiar de color a lo largo del recorrido, que tuvo como punto de partida el céntrico Jardín Glorieta del municipio y culminó en la explanada del Santuario de San Roque.

Por la tarde, la fiesta continuó. Con sus ramos de flores, caminado desde el Paseo de la Estación hasta el Santuario de San Roque, los integrantes de las distintas comparsas de Moros y Cristianos, autoridades, Majas, cargos festeros, asociaciones y representaciones comarcales y callosinos de todas la edades participaron en la ofrenda floral al patrón, cuya nueva imagen llegó a la localidad después de la Guerra Civil española en el 1939, cumpliéndose este año el octogésimo aniversario.