Cientos de callosinos participaron ayer, vestidos de huertanos, en el acto que supone el inicio de los festejos en honor a San Roque con la tradicional subida del farol hasta un picacho de la montaña. Se recreó así «el milagro» del pastor Venancio. La historia cuenta que hace más de siglo y medio un cabrero callosino, conocido como Venancio, cayó al vacío por la ladera de la sierra tratando de salvar a una cabrita de su rebaño que se encaramó en lo alto de un escarpado pico. Mientras caía, el pastor se encomendó al patrón y le prometió que, si conseguía sobrevivir, le agradecería el milagro a San Roque subiendo, todos los años de su vida, un farol al peñasco desde el que se desprendió. Venancio, según la leyenda, no sufrió ningún daño, por lo que desde ese día todos los años cumplió con su promesa que pasó de generación en generación hasta nuestros días.

La vistosa comitiva, que partió de la Plaza de España de Callosa de Segura a las 19.30 horas, acompañó, a ritmo de dulzaina, charamita y tamboril, al niño Venancio (que representa al pastor), figura que este año ha recaído en Álvaro Manuel Martínez, al niño Peregrino, encarnado por Jorge Soriano, y a la Invocadora de San Roque (la parte espiritual de Venancio que se encomendó al patrón), cargo que ostenta Paquita Manresa. Se unió una cabrita que recreaba a la que salvó Venancio. El Farolico de Venancio, que iluminará la sierra callosina hasta el final de las fiestas, fue subido hasta el picacho por los integrantes del Centro Excursionista de Callosa mientras la comitiva fue a la ermita del santo y se leyó la Invocación.

La invocadora, Paquita Manresa, es una mujer muy comprometida con su municipio y sus tradiciones. Fue glosadora de la Navidad de 2004, pregonera de la Semana Santa de 2012 y Aurora de Honor en 2016. Ha pasado así por todos los ciclos festeros de Callosa de Segura. Recientemente ha publicado un libro que resume un siglo de fotografías, de 1900 a 2000, con instantáneas familiares de vecinos de la localidad y ya prepara otro sobre la gastronomía popular de la Vega Baja, según explicó ayer Roque Albert. También fue una de las más firmes promotoras de la restauración de la Ermita del Rosario de la localidad. Su lectura de la invocación fue muy aplaudida.

Se cree que la de este año es la 144 edición de la Subida del Farolico de Venancio, lo que da cuenta del arraigo que tiene esta tradición centenaria. Un año más, el pueblo callosino rememoró la historia de aquel cabrero al que San Roque salvó la vida, tradición que brinda la oportunidad de que por las noches, esa estrella que brilla cada agosto, recuerde con su luz a buena parte de la comarca que la ciudad está ya inmersa en las fiestas de Moros y Cristianos y en honor a su patrón San Roque.