Vecinos de las calles Don Pelayo y Purísima de Almoradí se han dirigido al Ayuntamiento para que limite la actividad de cuartelillos y kábilas -sedes de las comparsas de Moros y Cristianos-, y «una tortura» de ruido durante estas jornadas. O al menos, que la Policía Local, sea capaz de atender las llamadas que piden un control del volumen de la música en estos locales, casi todos concentrados en estas dos calles. Algo, que sin embargo, no ha sucedido. Y eso que los vecinos se dirigieron vía burofax al Ayuntamiento hace al menos dos semanas advirtiendo de lo que iba a suceder y planteando que se busque otra ubicación más alejada de esta zona residencial.

Los afectados consideran que el equipo de gobierno del PP «ha pasado» de sus requerimientos, en especial a la hora de rogar presencia policial, pese a la insistencia de los residentes de que acudieran para comprobar sobre el terreno el descontrol total de la actividad y un nivel de decibelios por música muy superior al fijado por cualquier legislación, generada por la música en las sedes festeras. Los vecinos entienden que no se pueda limitar el del público que acude a estas kábilas y cuartelillos.

En las calles Don Pelayo y Purísima del casco urbano están instaladas buena parte de los cuartelillos y kábilas de las fiestas de Moros y Cristianos. Donde la fiesta se está viviendo con especial intensidad este año. Hasta el punto de que hay barra libre para los decibelios sin horario de cierre. El primer día de fiesta se prolongó hasta las cinco de la madrugada, ayer podía ser fiesta hasta el amanecer y los residentes temen la misma secuencia para la madrugada del sábado al domingo. Al cierre le siguen los rezagados - «los daños colaterales», dice el escrito vecinal - con «gente ebria, algunos violentos, y otros irrespetuosos con los vecinos de la zona», a lo que hay que sumar los problemas de accesibilidad a las viviendas y de los servicios sanitarios ante una urgencia.

En al menos un caso se está vulnerando el derecho al descanso de dos personas muy mayores, enfermas, que «no han pegado ojo durante estos días» y que han llamado a la Policía Local sin ser atendidas. Algo que ya está documentado por si hubiera que emprender acciones judiciales.

«Vaya por delante nuestra aceptación y absoluto respeto a la celebración de las fiestas», matiza el escrito, «tan anheladas y esperadas por muchos vecinos de Almoradí». Pero «no estamos conformes -y lo decimos con absoluto respeto-con la ubicación que afecta de forma negativa a quienes habitan cerca», aclaran. «El ruido es ensordecedor, excediendo de forma considerable los límites legales, lo que lo convierte en una auténtica tortura para quienes vivimos cerca, afecta a nuestra salud y descanso», indican. «También a la de personas mayores que sufren enfermedades graves», aclara el burofax dirigido a la alcaldesa María Gómez (PP).