Durante toda la mañana de ayer, el presidente de la Junta Central de Moros y Cristianos de Guardamar del Segura no dejó el teléfono. Esperaba una llamada importante para las fiestas, pero sobre todo lo que le dirían. Desde el polvorín de Albacete, autorizado para la venta de pólvora para los festejos, le comunicaban que con una probabilidad del 99%, el martes por la mañana la tan esperada pólvora apta llegaría a Guardamar.

De esta forma, y salvo grave imprevisto, no será preciso emplear la alternativa planteada, mediante pirotecnia, para los actos de la Embajada que el martes por la noche acogerá la plaza de la Constitución. Pero sobre todo, y el mayor temor por no haber alternativa posible, recaía en la cancelación de la Guerrilla del jueves. «Era preocupante porque pensábamos que perderíamos dos de los actos más importantes de las fiestas» comentaba el presidente de la Junta Central, José Alfonso Ferrer.

Una confirmación a tres, UNDEF (Unión Nacional de Entidades Festera), la armería y el polvorín le garantizaban que la pólvora que se suministrará será de categoría 1, en vez de la 3. Ésta última, debido a su excesiva granulometría no permitía garantizar la seguridad ni de los tiradores ni del público.

Las coincidencias han provocado la paradoja de que el año en el que entraban en vigor medidas de forma obligatoria para participar como tirador en la batalla de la pólvora -psicotécnico de armas o licencia de armas de avancarga y un curso de cinco horas de capacitación de armas de arcabucería- no hubiera pólvora. «Nos parecía injusto exigir todas estas medidas y luego no poder tirar» comentaba Ferrer.

Finalmente y si nada extraordinario lo impide, Guardamar contará con sus 120 kilos de pólvora, aproximadamente, y sus más de 70 tiradores llenarán las calles de la localidad de ruido y olor a pólvora.