Llegaban los últimos rayos de sol a la calle Ocarasa de Orihuela cuando arrancaba uno de los desfiles que se ha convertido en una clara apuesta de la Asociación de Moros y Cristianos Santas Justa y Rufina. Desde los más pequeños ataviados con sus trajes arriba de sus carritos hasta los festeros de trece o catorce años desfilaron por las principales calles de Orihuela con gran desparpajo.

La ciudad se volcó en este desfile en el que participaron unas 2.800 niñas y niños. Avanzaban todos ellos por el mismo recorrido que viernes y sábado lo hará la Entrada Mora y la Entrada Cristiana. «Estamos prestando mucha atención a los niños porque son el futuro de la fiesta» comentaba el presidente de la Asociación de Fiestas de Moros y Cristianos Santas Justa y Rufina, Pepe Vegara.No solo cada año aumenta el nivel de la participación, sino también en el plano cualitativo, con el esfuerzo de la Asociación por entre otras cosas incorporar más bandas de música.

La edad de los festeros participantes no traía consigo menor vistosidad. Si no todo lo contrario. El orden de las comparsas seguía el mismo que los próximos desfiles generales y aunque no contaban con los mismos espectaculares boatos, sí disponían de pequeños bailes. Familiares, vecinas, vecinos y visitantes, ocupaban las aceras a lo largo del recorrido y las tribunas instaladas en éste.

Los más pequeños contaron con el respaldo del Embajador Cristiano, Embajador Moro, la Armengola y resto de cargos festeros que cerraban un magnífico desfile. La celebración de éste en el día de ayer lo dotaba de gran relevancia por el hecho de que fuera el acto previo a la exhibición pública de la Gloriosa Enseña del Oriol en el balcón principal del Ayuntamiento.