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Torrevieja

La empresa que explota las Salinas contrata seguridad privada para impedir el baño en la laguna rosa

Un vigilante apostado en las zonas habitualmente frecuentadas por los bañistas informa de la prohibición con folletos en cuatro idiomas - La Policía Autonómica colabora en la vigilancia e impone multas de entre 60 y 600 euros

La empresa que explota las Salinas contrata seguridad privada para impedir el baño en la laguna rosa

Un guardia de seguridad privada vigila desde hace unos días los accesos a la laguna rosa de Torrevieja, la que visitan cientos de personas cada semana, sobre todo en periodo estival, muchos de ellos con la intención bañarse, lo que está totalmente prohibido. La empresa arrendataria de las Salinas de Torrevieja ha contratado seguridad privada para impedir que los visitantes desobedezcan la prohibición de acceso al interior de la laguna; solo se permite estar en la orilla y fotografiar su espectacular estampa, pero sin darse ni baños de sal ni de lodos.

La medida la ha adoptado la compañía salinera por el peligro que supone el trasiego de barcazas y de la máquina oruga flotante que realiza la extracción de sal, y que pasa muy cerca de la zona que se ha utilizado tradicionalmente como de baño, a pesar de no haberse permitido nunca. De hecho, ya ha habido algún incidente entre la maquinaria extrayendo sal y algún bañista. El vigilante muestra a cada una de las personas que acceden a este espacio natural las prohibiciones impresas en cuatro idiomas: español, inglés, francés y alemán. Está previsto que los folletos también se impriman en ruso por el gran número de visitantes de esta nacionalidad que acuden a la laguna rosa, conocida internacionalmente y de la que ha dado cuenta hasta National Geographic. En los mismos se dan una serie de recomendaciones para la visita y se informa de las sanciones por desobedecer las prohibiciones.

Flotar mientras uno se baña en la laguna salada de Torrevieja puede ser un placer, al igual que los que confían en las propiedades curativas de sus lodos, y se embadurnan de ellos. Pero ese «placer» puede salir muy caro ya que ambas actividades están totalmente prohibidas y pueden suponer una multa para el que se salte la prohibición de entre 60 y 600 euros. Así que a buen seguro no merece la pena hacerlo. Y no solo la medida por incumplimiento de la Ley 11/94 de Espacios Naturales de la Comunitat Valenciana es puramente medioambiental, sobre todo es por la seguridad. La empresa salinera explota esta laguna y la de La Mata por concesión de Patrimonio del Estado para una actividad industrial y minera. Tanto las aguas como las orillas forman parte de la propia actividad industrial. Además, la normativa del parque natural prohíbe el uso de la laguna como zona de baño. Los cristales que forman la alta acumulación de sal en esa laguna también suponen un peligro al ser muy cortantes y más de un bañista ha sufrido las consecuencias.

Goteo de turistas

La Policía Autonómica está colaborando en esa acción de vigilancia y es la encargada de imponer las multas. Uno de los lugares más frecuentados es el de las inmediaciones de la calle Sol, en la urbanización Las Torretas. Hasta allí llega un goteo incesante de turistas, la mayoría extranjeros, que ataviados con flotadores, bañadores y con garrafas de agua para limpiarse los barros y el salitre de la piel, pretenden bañarse en la laguna rosa como han visto en cientos de imágenes en internet, cuando se hacía la «vista gorda». Allí se encuentran con un vehículo de seguridad y un vigilante que, amablemente, les muestra las prohibiciones y los consejos para visitar este espacio natural, y les invita a dejar en el maletero del coche todos los materiales de baño. Se tienen que conformar con hacerse una foto de recuerdo con el incomparable marco de un «mar» rosado. «No sabíamos nada, otros años hemos venido a flotar en el agua y nunca nos habían dicho que no estaba permitido», se queja una turista nórdica.

A pesar de la información detallada que reciben los visitantes sobre las prohibiciones y sus consecuencias en forma de sanción, algunos hacen caso omiso y tiene que llamarles la atención el vigilante de seguridad privada. Si aún así no atienden a sus indicaciones, se encarga de avisar a la Policía Autonómica que vigila las inmediaciones. En cuestión de minutos se presentan allí sus agentes que, con mucha paciencia, invitan a marcharse a los infractores y solo los que siguen persistiendo en desobedecer se marchan con una multa bajo el brazo.

En 400 metros de orilla se han llegado a contar a 300 personas, siendo la laguna rosa uno de los principales reclamos turísticos de la ciudad. «Vienen hasta autobuses llenos de japoneses», dice un vecino de la zona. Las espectaculares puestas de sol son otro de los atractivos de este espacio donde se puede disfrutar sin necesidad de entrar dentro de la laguna. El baño de lodos y sus bondades terapéuticas fueron el argumento para construir el edificio del arquitecto japonés Toyo Ito hace más de una década. El proyecto fue paralizado porque se ubicó sobre zona de dominio público sin concesión de Costas -las orillas de las lagunas están afectadas por la ley de Costas-. El edificio ahora está quemado y en ruinas y el Ayuntamiento no ha abordado el proyecto para reubicarlo o demolerlo.

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