Un grupo de gorrillas ha tomado tramos de las céntricas calles Zoa y Ramón y Cajal en Torrevieja a escasos metros del paseo marítimo de la ciudad, entre ellos un menor de muy corta edad, tal y como pudo comprobar este diario. Es la primera vez que estos «aparcacoches» ilegales actúan en la ciudad, pese a que es una zona común en otras zonas de la provincia de Alicante.

Fue ayer la portavoz de Ciudadanos (Cs), Pilar Gómez Magán, la que se hizo eco de las quejas de residentes, comerciantes y hosteleros que deben lidiar con los gorrillas a diario, mañana, tarde y noche. No es fácil, porque la presencia de la Policía Local en la zona es limitada. Ante cualquier conflicto, con daños en vehículos incluidos -que se han producido por no querer abonar la «mordida» correspondiente o los constantes enfrentamientos verbales-, tanto Policía Local como Guardia Civil instan a los afectados a denunciar presencialmente en el cuartel.

La edil puso «en conocimiento del nuevo equipo de gobierno del PP en Torrevieja la aparición de gorrillas en el paseo Marítimo de Juan Aparicio y calles aledañas Ramón y Cajal y Zoa, entre otras, desde el comienzo de la época estival» y «exigió» mayor presencia «policial en estas zonas de alto tránsito de turistas». En otras ciudades se combate la intervención de los gorrillas con multas e identificaciones. Ayer por la tarde, agentes de la Policía Local, tras la repercusión que tuvo la denuncia pública de la formación naranja, identificó a varios de estos gorrillas en la calle. El equipo de gobierno del PP no se pronunció sobre el problema tras ser consultado por este diario.

Siempre según la edil portavoz Gómez Magán, «se han llegado a contabilizar más de una decena de gorrillas. Vecinos, comerciantes, hosteleros y usuarios han manifestado sus quejas por las molestias ocasionadas, entre las que aseguran que han detectado consumo de alcohol en la vía pública, mendicidad, orines y suciedad, intento de ocupación de viviendas, robos, venta de drogas al menudeo y reyertas hasta altas horas de la madrugada que se suceden a diario en este punto emblemático y turístico de nuestra ciudad». Los vecinos afectados han asegurado a la portavoz de Cs que «hace unos días amenazaron e intentaron agredir a una mujer y la policía tardó unos 40 minutos en hacer acto de presencia, manifestando que acudirían cuando quedara una patrulla disponible. Otro vecino añade que el pasado sábado incluso había menores practicando la mendicidad". Gómez Magán alerto de que «esta situación también afecta a personas con movilidad reducida, que nos han trasladado que es prácticamente imposible circular por la acera debido a que estas personas las ocupan de día y de noche».

La portavoz de Cs insistió además en que «el equipo de gobierno debe tomar medidas ya frente a los manteros y venta ilegal de productos falsificados en los paseos marítimos de la localidad, que perjudican a los comerciantes». Este diario presenció ayer a mediodía cómo un menor de corta edad le reclamaba dinero a un transportista que estaba dejando mercancía en un supermercado de la calle Zoa. A lo largo de la calle Ramón y Cajal han proliferado en los últimos años restaurantes especializados en comida rápida -pizzerías, hamburgueserías y sobre todo kebaps- que despliegan a diario grandes terrazas en la vía pública -autorizadas al límite del cumplimiento de ordenanza municipal en una calle muy estrecha.

Top manta «por turnos»

Además de este nuevo problema en la vía pública en el centro de Torrevieja, el nuevo equipo de gobierno no ha podido atajar la venta ambulante sin licencia del top manta en el paseo de Juan Aparicio -a escasos metros donde actúan los gorrillas-. Los manteros aparecen y desaparecen del paseo con docenas de ofertas sobre el suelo a diario en función del horario de la Policía Local que los vendedores conocen al dedillo -tal y como ocurría en el anterior mandato municipal-. Si el horario del Grupo de Refuerzo Operativo (G.R.O.) termina a las diez de la noche, el paseo se cubre de productos falsificados a los pocos minutos, entre el monumento del Hombre del Mar y el Tintero. Los inmigrantes senegaleses que se ganan la vida con esta actividad desmontan rápidamente a través al ser alertados por sus propios vigilantes de la presencia de agentes de la Policía Local. Las patrullas mixtas con Guardia Civil hace tiempo que desaparecieron. El turismo residencial tampoco ayuda a que este problema se disipe: Los paseantes hacen compras y regatean, reduciendo todavía más con los parones el reducido espacio que queda entre la ribera del mar de las rocas y las terrazas. Algunas ya han comenzado a ocupar más superficie del dominio público del que tienen asignado.