La Guardia Civil investiga la muerte violenta de un hombre de nacionalidad belga de 77 años en su vivienda de la pedanía oriolana de Torremendo. El cadáver fue hallado por un vecino el jueves sobre las 18 horas en el garaje de la vivienda situada en la carretera de las Canteras. Este vecino, alertado al llevar varios días la puerta entreabierta del garaje, decidió ver qué ocurría y se encontró al hombre muerto. Fue entonces cuando dio aviso al número de emergencias. Hasta el lugar se trasladó una patrulla de la Policía Local que dio traslado a la Policía Judicial de la Guardia Civil que se ha encargado de la investigación tras comprobar que el cadáver presentaba múltiples signos de violencia.

El grupo de Criminalística de la Benemérita se desplazó ayer a la vivienda para recabar pruebas y recoger muestras que puedan llevar a localizar a la persona que cometió el crimen. Los investigadores barajan, entre otras hipótesis, la del robo, ya que el presunto asesino sustrajo el vehículo de alta gama de la víctima, un Mercedes. La persona asesinada llevaba un tiempo viviendo en una urbanización de Torremendo, en el centro de la pedanía, donde casi todos sus vecinos son extranjeros, mayores, en busca de sol y tranquilidad, que ahora se ha roto por este crimen que ha conmocionado al vecindario. La Guardia Civil mantiene un máximo secretismo sobre este crimen.

Pasión por la música

Los vecinos de Torremendo explicaron ayer que la víctima vivía sola y que de vez en cuando recibía visitas y se le veía en compañía de otras personas, que no eran familiares. Sentía una gran pasión por la música y, de hecho, tocaba el teclado en varios locales frecuentados por residentes extranjeros en la Vega Baja, tanto en esta pedanía como en Playa Flamenca, en Orihuela Costa. «No se relacionaba mucho con los vecinos, sí que iba al médico aquí, pero no hacía mucha vida social en Torremendo», señala uno de los vecinos, quien explica que el hombre llevaba algo más de un año viviendo en la casa donde, presuntamente, fue brutalmente asesinado.

En uno de los bares de Torremendo, en la carretera que va a Orihuela, ayer no se hablaba de otra cosa. Nadie se explica que en una zona tan tranquila pueda suceder un crimen tan atroz. «Lo conocíamos de vista, porque salía poco por aquí, pero era sociable, saludaba a todo el mundo, pero tampoco se integraba con el resto de vecinos de Torremendo», señala un cliente del establecimiento. Otro señala que «vivía con varios loros y se le conocía porque tocaba en un local de la zona donde la gente extranjera va a bailar».

Una de sus vecinas que vive al lado de la casa de la víctima, mientras toma té, comenta, en inglés, que «no vimos nada y tampoco lo conocíamos muy bien porque no llevaba tanto tiempo viviendo aquí» y añade que «era amable con los vecinos y espero que encuentren pronto al asesino».