El Ayuntamiento de Orihuela ha adquirido por 54.490 euros la parcela en la que se ubica el yacimiento arqueológico de Los Saladares, de la Edad de Bronce, el más importante de la localidad y que fue ocupado por fenicios, griegos, íberos y pobladores de la cultura argárica. Se trata de una zona protegida catalogada como Bien de Interés Cultural (BIC), monumento histórico-artístico y arqueológico de carácter nacional, pero a pesar de su importancia y de contar con protección estricta en el Plan General de Ordenación Urbana de Orihuela ha sido objeto de múltiples agresiones. La parcela adquirida por el Ayuntamiento, de más de 10.000 metros cuadrados, era propiedad de un vecino de Desamparados.

La firma de la escritura está previsto que se haga en un par de semanas y, a partir de entonces, el Ayuntamiento como nuevo propietario, llevará a cabo una serie de acciones para acondicionar la zona, llena de maleza y vegetación y con huertos de limones y naranjos, para en un futuro no muy lejano poder hacer visitable el yacimiento arqueológico como parte importante de la historia de la ciudad. El edil de Patrimonio, Rafael Almagro, señaló ayer a INFORMACIÓN su satisfacción «y orgullo de que, por fin, el Yacimiento de Los Saladares sea de propiedad municipal. Han pasado más de 40 años desde su descubrimiento y ya toca que le dediquemos toda la atención posible desde todas las administraciones».

El yacimiento se localiza en el paraje conocido como «Los Cabecicos Verdes», junto a la vereda de la Buena Vida, entre las pedanías de Arneva y Desamparados. Se trata de un importante poblado, situado en las laderas de un pequeño cerro, cuyo origen está en el Bronce final, y que perduró en el Hierro Antiguo y se iberizó posteriormente. Tiene una gran importancia científica al ser uno de los primeros yacimientos en que se pudo investigar el proceso de iberización y valorar cómo las influencias coloniales, fenicias primero y griegas después, son asimiladas por los pueblos indígenas y acabaron originando la cultura ibérica. Su cronología abarca desde el siglo IX al IV a. C.

El yacimiento fue encontrado en 1968 por casualidad por unos chavales que jugaban al fútbol junto al cabezo y fue excavado a finales de los años 60 y principios de los 70 del siglo pasado por Oswaldo Arteaga y María Rosa Serna. Fruto de esos trabajos fue la localización de varios departamentos de lo que fueron casas en su época y, sobre todo, de numerosos objetos, como vasijas, cerámica, tinajas o vasos, que se conservan en diferentes museos, entre ellos el Museo Arqueológico Comarcal de Orihuela (Marquo). Desde entonces no se han llevado a cabo trabajos de excavación en la zona, siendo, sin duda, el BIC de Orihuela menos conocido y más abandonado.

Retomar excavaciones

Con la adquisición de los terrenos por parte del Ayuntamiento la intención es que se puedan retomar esos trabajos en busca de nuevas piezas de valor histórico. «Debe ser un lugar para visitar y que todos los oriolanos conozcan más acerca de los orígenes de Orihuela y ahora vamos a acondicionar la zona, a vallar la parcela y hacerle un cerramiento al yacimiento para protegerlo y entiendo que deberían seguirse las excavaciones para comprobar si quedan allí restos arqueológicos», explicó Almagro.

La compra de la parcela por parte de la administración local ha sido posible gracias a la renuncia de la Generalitat Valenciana a su adquisición, ya que tenía preferencia sobre la misma al tratarse de un yacimiento arqueológico y BIC, tal y como marca la Ley del Patrimonio Cultural Valenciano. La renuncia se produjo en marzo de 2018, una vez recibido el expediente del Ayuntamiento de Orihuela sobre su intención de compra que inició en 2017. La Junta de Gobierno Local ha sido la que finalmente ha refrendado la compra de los terrenos para su mayor protección y acondicionamiento ya que su valor histórico y cultural así lo requería tras muchos años de olvido de lo que fue uno de los gérmenes de la ciudad de Orihuela, junto al yacimiento de San Antón y el del Seminario.

El yacimiento arqueológico de Los Saladares se encuentra en lo alto de un cerro desde donde se puede divisar gran parte de la Vega Baja, de la vega murciana y de la ciudad de Orihuela. La buena visión que hay desde allí hizo que durante cinco siglos distintos pobladores ocuparan estos terrenos situados cerca del río Segura y muy prósperos también para la agricultura. Además, cuenta con una gran biodiversidad que hace de la zona aún más atractiva a los pies de la Sierra de Hurchillo.