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Granja de Rocamora

El cole transformado en bosque mágico

El colegio San Pedro Apóstol convierte un aula en un espectacular proyecto de animación lectora

Los alumnos de Primaria, por turnos, para no perder clase, se han encargado del material y también realizan las teatralizaciones. tony sevilla

Érase una vez, en un cole muy, muy cercano, había un bosque mágico donde no existía el miedo. Donde todo el que entraba se convertía en una persona diferente, y donde, a través de la palabra, se podía encontrar las cosas más maravillosas, que son las que tienen que ver con la sabiduría... y con la imaginación.

Sólo hay que entrar por el hueco de un gran árbol, viejo de años y de historias, que ha aparecido en este centro de infantil y primaria como por encantamiento. Y en el Colegio San Pedro Apóstol, de Granja de Rocamora, cualquiera sabe dónde está. Bueno, surgió como por encantamiento y por la labor del personal del centro que con la varita que todo lo puede (cargada con muchas horas de trabajo y con más ilusión todavía) han conseguido que un proyecto de animación lectora traspase -literalmente- las fronteras del mundo real para los escolares introduciéndolos en una nueva dimensión.

El colegio de Cox Santiago Apóstol de Granja de Rocamora se convierte en un bosque mágico

El colegio de Cox Santiago Apóstol de Granja de Rocamora se convierte en un bosque mágico

El hilo conductor que mueve cada una de las visitas se resume en una frase: El miedo se supera con el conocimiento. Y la llave secreta de la superación se transmite en las palabras que encontramos en los libros. El extraordinario poder de la palabra sostiene este proyecto de animación lectora que implica a alumnos de Primaria, a profesores e incluso al personal no docente que ha estado varios meses trabajando para transformar una de las aulas en un gran bosque animado con poco más que pintura y papel de embalar. Los medios para hacer realidad la idea eran limitados, pero nada que no pudiera compensar la implicación y el trabajo de profesores y alumnos. El resultado, a la vista está. Ni los mayores escapan al encantamiento en el bosque del colegio de Granja, y si alguien hubiera con la imaginación «más durilla de roer», los efectos audiovisuales terminarán por hechizarlo del todo. El resultado en cualquier caso es espectacular.

Juan Manuel Cortés, principal artífice de la idea, comenta que la excusa para poner en pie el proyecto fue la semana cultural que cada curso se realiza en el mes de abril. «Empezamos en Navidad. Poco a poco, con tranquilidad y la colaboración de los alumnos, que se iban turnando para no perder calse. Ellos lo han hecho todo, han ido recortando ... y lo hemos ido montando Jaime (el conserje) y yo a lo largo de dos meses». Y como ejemplo del poder de las palabras que encontramos en los libros, cuenta Jaime que la idea del diseño y de la actividad surgió de «El abrazo del árbol», libro de Ana Alcolea en el que un niño va superando sus miedos para intentar salvar a su mejor amigo, su perro. Para ello ha de adentrarse en un mundo muy especial donde descubrirá una de las cosas más importantes de la vida gracias a la lectura, que el miedo no existe y sólo es producto de nuestra imaginación.

La directora María Dolores López Belchí explica que la iniciativa forma parte del programa de fomento de lectura carencia que se resuelve ubicando carros con libros en los pasillos. La Concejalía de Educación de Granja de Rocamora ha colaborado con material, como la pintura o la moqueta. Por el aula ha pasado el colegio entero y varios grupos de un colegio vecino, de Cox, que llegaban andando y en horario extraescolar para poder ver el aula.

Tampoco es la única «creación artística» de este colegio. Después de treinta años como maestro, Juan Manuel lo ha ido «vistiendo» con murales y trabajada cartelería. Algo que se puede comprobar con un paseo por el centro, repleto de recreaciones muy personales de conocidas obras de arte o montajes sobre cada una de las asignaturas. Jaime Bernabéu Rocamora es la otra pata de los proyectos. El conserje, siempre dispuesto, a echar horas de trabajo junto al profesor.

«Siempre he tenido una inquietud artística y la vocación de ser maestro y he tenido la suerte de poder hacer las dos cosas en esta profesión», indica Cortés. Sonriendo, asegura también que ha invitado a la escritora de literatura infantil a conocer el montaje del San Pedro vía Facebook pero está esperando su respuesta. Aún así, la magia en el bosque encantado de Granja funcionará al menos, hasta final de curso.

Un centro al ritmo de la huerta y con un 30% de alumnos magrebíes

Los nombres de origen árabe son mayoría entre los alumnos de Primaria que han colaborado estrechamente en la puesta en marcha del proyecto de animación lectora. No solo en la construcción del montaje, también en las teatralizaciones de la trama del libro en la que se basa. El Colegio San Pedro Apóstol es el único de Infantil y Primaria de este pequeño municipio de la Vega Baja, algo encorsetado ahora entre la autopista y el nuevo trazado del AVE. Casi todo su alumnado llega a pie al centro a primera La calle de acceso de acceso principal se cierra, pero no hay atascos de tráfico, no hay muchas prisas. Entre el 30% y el 40% de los 240 alumnos es de origen magrebí, según los cursos. De familias empleadas en el trabajo agrícola y agroalimentario y, en menor medida, la construcción. La palabra diversidad se cuela en conversaciones y en la información que ofrece el colegio y en sus mensajes en las paredes. En las próximas semanas comienzan unas obras que permitirán renovar el aulario de Infantil y otras instalaciones y permitir que el centro siga creciendo.

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