La emblemática Plaza de Toros de Orihuela, reconvertida en espacio de usos múltiples, ya muestra su nueva imagen. El Ayuntamiento de Orihuela recepcionó el martes por la tarde los trabajos, adjudicados en enero de 2018, y que en un principio estaba previsto que se terminaran en octubre del pasado año. Sin embargo, los retrasos por los modificados y obras complementarias que el Consistorio se ha visto obligado a hacer han impedido cumplir con los plazos y han incrementado un 40% el coste de las obras.

El proyecto se adjudicó a la empresa Caselles Valero SL por 399.529 euros. A este importe ha habido que añadirle los modificados al proyecto inicial, que ascienden a 40.355 euros, y el contrato complementario para finalizar la obra, que se adjudicó a la misma mercantil el pasado mes de abril, con un precio de 123.714 euros, por lo que los sobrecostes de los trabajos suman 164.000 euros. Ha sido el proyecto estrella del mandato del equipo de gobierno de PP y Cs, sobre todo del alcalde Emilio Bascuñana (PP). El gobierno oriolano dice que la inversión extra en la Plaza de Toros no es sobrecoste sino obras diferentes a las previstas y mejoras.

Ha sido un largo camino para convertir la antigua Plaza de Toros en un recinto para ocio y espectáculos culturales y musicales con capacidad para 2.800 personas con zonas verdes, cafetería, un parque infantil y un pequeño museo que recordará la historia taurina de la localidad. La fisonomía se ha mantenido y sigue identificándose con una plaza taurina, aunque allí no habrá corridas de toros -no las hay desde hace décadas y los espectáculos con animales fueron prohibidos por el pleno-. Ahora se ofrecerá a asociaciones y empresas de eventos para albergar distintos actos y actuaciones, según adelantaron fuentes municipales.

Abandono

La dirección facultativa de la obra se ha encontrado con algunas dificultades a la hora de acometer los trabajos por el mal estado de algunas zonas del coso taurino, abandonado durante más de 30 años, y al no haberse tenido en cuenta el valor patrimonial de algunos elementos que se han tenido que conservar. Ya el arquitecto alertó en 2016 de que el proyecto podía tener mayores costes al reconocer que por la complejidad del mismo no fue posible analizar la totalidad de los elementos constructivos por lo que «las soluciones planteadas y el alcance de la intervención, en algunos elementos en el presente proyecto, podrán verse modificados en parte». Algo que, finalmente, así ha sido. También lo vaticinó el PSOE cuando conoció el bajo precio de licitación.

El graderío tuvo que mejorarse ya que se encontraba en peor estado de lo que se había proyectado -de hecho, había hasta árboles que salían de las gradas-. Esas obras complementarias han permitido enlucir y recuperar el graderío y también la zona de toriles, que no se derribó -lo que estaba previsto inicialmente-, ya que su valor histórico es mayor al que se le había dado (sic). Tampoco se contó en el proyecto inicial con la seguridad, por lo que la adjudicataria ha tenido que mejorarla con el refuerzo de hormigón que se ha tenido que poner en el anillo ya que corría peligro. También se han llevado a cabo mejoras como la instalación de barandillas en el parque infantil y en las zonas ajardinadas del exterior para evitar que los niños puedan salir a la carretera, unas luminarias más eficientes y una mejor accesibilidad para facilitar el acceso a las personas con problemas de movilidad y su señalización, lo que, incomprensiblemente, no se había previsto en su licitación.

Además de todo lo que no se tuvo en cuenta en el proyecto inicial, son muchos los problemas que ha afrontado esta obra. Durante la fase de demolición el último escalón del graderío que se pretendía conservar se desmoronó. También la empresa encargada de realizar las tareas de alcantarillado alertó de que un error cometido por la adjudicataria de las obras podría causar futuros problemas de obstrucciones en caso de lluvia ya que la instalación interior para evacuar las aguas se había ejecutado con salida por debajo de la rasante del alcantarillado. Finalmente, la empresa lo subsanó.

Trabajos acelerados

En las últimas dos semanas, en plena campaña electoral, los trabajos se han acelerado para tenerlos terminados a solo 4 días de las elecciones, lo que fuentes municipales señalan que ha sido «casualidad» ya que les hubiera gustado cortar la cinta, que ahora no pueden, hace unos meses. Ayer, los primeros oriolanos pudieron disfrutar de este nuevo espacio, tras retirarse el vallado de las obras, aunque desde el Ayuntamiento explicaron que se cerrará el acceso por la noche, como en el parque Severo Ochoa.

El tono ocre que se le ha dado y su terminación gusta a unos más y a otros menos. Lo que es indiscutible es que se ha recuperado un espacio público sumido en el abandono y que había sido ocupado por la suciedad y los gatos callejeros.