Una calle, dos alcaldes y unos botes de pintura. Si añadimos unos policías locales por aquí y algunos operarios por allá tenemos ya los elementos de una disputa que amenaza con dinamitar la paz en la Vega Baja. Ayer se estrenaba el primer acto y a las puertas de elecciones municipales la polémica promete sainete para rato.

La calle: Don Fadrique para Orihuela, Infanta Elena para Rafal. El conflicto: la señalización vial puesta por el consistorio oriolano en un tramo que el de Rafal considera incluido en su término municipal. Y los contendientes:la primera autoridad rafaleña, Manuel Pineda (PSOE), versus su homólogo oriolano, Emilio Bascuñana (PP). Aunque ayer éste último prefirió enviar como avanzadilla a la zona de conflicto a su guardia pretoriana, ocho agentes de la policía local que apostados, en evidente actitud intimidatoria, sobre la misma línea discontinua de la carretera, no le quitaban ojo al alcalde de Rafal cuando, después de quitarse la chaqueta tras denunciar la «usurpación territorial», se puso manos a la obra repintando en negro lo que Orihuela había pintado en blanco. El alcalde de Rafal, Manuel Pineda (PSOE), denunció con una rueda de prensa sobre el terreno la supuesta «agresión» a la «soberanía» del término municipal de Rafal por parte del vecino de Orihuela. Mientras que Rafal considera que una acera y toda la calzada de la calle Infanta Elena está en su término, Orihuela considera que el linde se sitúa justo en la mitad del vial. El conflicto territorial tiene su origen en la iniciativa impulsada por Bascuñana (PP), de modificar la señalización horizontal de la calle, tanto la horizontal como la vertical. Pineda, que ve «motivos electorales» en la decisión de Bascuñana «tras los resultados de su partido» la iniciativa «va contra la soberanía (sic) de Rafal». Entonces, el Ayuntamiento de Rafal se dispuso a eliminar esas señalizaciones. Pero hace unos días Orihuela las repuso -y las reforzó con balizas de plástico-. Y ayer mismo, el primer edil Pineda convocaba a los medios de comunicación -se aseguró de que el «enemigo» conociera sus planes- y dijo la calle iba a volver a su estado original. Hasta cuatro patrullas de la Policía Local de Orihuela se han presentado en el tramo de calle.

Nadie pensaba que se lo iba a tomar al pie de la letra. Cuando Pineda terminó de argumentar por qué considera que la calle, menos una acera, es de Rafal, con atril incluido para una exposición donde esgrimió informes, normas urbanísticas... -aunque eso era lo de menos ayer-: se despojó de la americana, se arremangó la camisa y se dispuso a repintar de color negro la pintura blanca «oriolana».

Invasión territorial

La Policía Local de Orihuela, que pese a su abrumadora mayoría optó porque la cosa no fuera a mayores, le advirtió a Pineda que podía ser sancionado y que estaba actuando «en Orihuela». Disimuladamente alguno de los agentes se situaba sobre las rayas blancas para evitar que el alcalde insistiera. Un escenario surrealista seguido al minuto por las cámaras y vecinos.

Esta perfomance se resolvió sin enfrentamientos y la calle quedaba desierta, como si no hubiera pasado nada, a los pocos minutos. Dejando los contendientes muy claro que hay conflicto de lindes para rato. Por lo menos para un mes de campaña electoral...

El alcalde de Rafal, que acaba de revalidar su escaño como diputado autonómico, explicó que debía salir al paso «después de varios meses de lo que considera una vulneración de la Ley de Régimen Local de la Comunitat en materia de competencias». La «primera agresión» fue la aparición de señales discriminatorias «en lo que Bascuñana considera Orihuela», permitiendo el paso solo a los camiones que van a las empresas que están en término oriolano, «y para llegar a ellas han de pisar terreno de Rafal. Pineda aseguró que el alcalde Bascuñana, «está alterando la ordenación del tráfico en la calle Infanta Elena de Rafal y realizando una invasión territorial en toda regla». «El problema», dijo, surge con la ordenación del tráfico en dicha calle. En el año 2001 se aprobó el PGOU de Rafal con esta vía dentro y «nadie alegó al respecto».

Y en el año 2009 se firmó un acuerdo entre la entonces alcaldesa de Orihuela, Mónica Lorente, y el alcalde en aquel momento de Rafal, José Arronis, en donde se comprometieron a respetar el ejercicio de las competencias de cada administración local. Un acuerdo de puro sentido común: Rafal, un municipio de 4.000 vecinos, solo cuenta con un kilómetro y medio de término. Y además está totalmente rodeado por el de Orihuela.

Bascuñana: «Es una chulería y un acto vandálico»

El primer edil de Orihuela acusa a su homólogo en Rafal de ser «indigno de representar» a su pueblo

El alcalde de Orihuela, Emilio Bascuñana (PP), tachó la intervención de Pineda como «un acto de vandalismo, que no es serio para un representante público» y enfocado exclusivamente a los medios de comunicación. El primer edil oriolano lamentó que con la actitud de Pineda se haya enfrentado a la Policía Local de Rafal y la de Orihuela «con una escena y un circo, una provocación y una chulería, algo a lo que ya nos tiene acostumbrados Pineda, que en cuatro años no ha podido vender nada de lo que ha hecho gestionando en el Consorcio de Residuos, porque no ha hecho nada».

Bascuñana mostró, no obstante prudente sobre el supuesto «conflicto» y aseguró que se trata de algo que se puede resolver a través de una comisión conjunta aunque aclaró que Orihuela considera que linde de la calle en disputa es la mitad de la calzada y que Rafal intenta «apropiársela». También ha señalado que si la Policía Local tiene que sancionar lo hará, en alusión a la actitud de Pineda. Pineda «debería ser más serio y resolverlo de otra forma, no provocar, y generar estas situaciones de conflicto. Este hombre puede decir muchas cosas y ninguna aporta seriedad ni nada bueno. Voy a defender hasta el último metro del término municipal de Orihuela», remarcó. También señaló que el Ayuntamiento de Rafal fue el que decidió de forma unilateral desviar todo el tráfico de camiones y vehículos pesados al término municipal de Orihuela y sus calles tras reurbanizar el principal vial que atraviesa el casco urbano «con fondos de la Generalitat Valenciana. Generando el problema a esos vecinos de Orihuela que dice que quiere incorporar su municipio. Espero que le pase factura cuando le pida el voto a sus vecinos dentro de unos días».

Esa última es otra derivación de mayor calado del desencuentro terrotorial: Rafal reclama una barrio entero oriolano, el de las Casas Baratas, para su término municipal.