La Semana Santa de Guardamar del Segura, reconocida este año como Fiesta de Interés Turístico Autonómico, conserva entre sus actos, las representaciones al aire libre de origen medieval, que muestran las escenas de la muerte y pasión de Cristo. Durante las procesiones del Lunes, Martes y Miércoles Santo, la máxima singularidad de la Semana de Pasión guardamarenca radica en las tres representaciones, que tienen lugar en diferentes puntos del municipio, como la del Prendimiento, el Lavatorio de Pilatos y el Encuentro, en la que participan cerca de cuarenta vecinos de la localidad y miembros de las cofradías. La de esta noche se concibe desde 2013 como el día de «la calle de la Amargura», donde las imágenes de Nuestro Padre Jesús Nazareno, San Juan Evangelista y la Virgen de los Dolores se encuentran en la calle Ingeniero Mira a la salida de la iglesia.

El acto se inicia con la aparición de la Verónica, encarnada por Verónica Paredes. Antes, y durante cuarenta años, lo hizo su madre, Conchita Pérez. Respecto a este momento, «si los personajes son personas de carne y hueso y hablan, los personajes sagrados son imágenes bendecidas y hablan por boca del predicador, en este caso el sacerdote que actúa como maestro de ceremonias y consigue que los sayones permitan el encuentro», señala el historiador y secretario de la Junta Mayor de Cofradías, José Vicente Gómez, quien destaca la prosa rimada del texto antiguo que se toma durante esta escenificación.

Tradición medieval

Las celebraciones pasionarias de Guardamar, con más de 400 años de historia, contaron en la noche del Lunes Santo con la dramatización de la Santa Cena, que volvió a realizarse en la calle tras 51 años.

Ayer, Martes Santo, día de la Hermandad del Paso de la Flagelación del Señor, se llevó a cabo la escenificación del Lavatorio de Pilatos, interpretada a los pies del castillo, siendo un acto que se hacía en el siglo XVIII y que se recuperó hace más de 60 años.