Henry podría haber celebrado, el pasado 18 de marzo, sus 21 años con su familia, que lo extraña día y noche, lucha por mover conciencias y despertar el interés en la investigación porque «no sabemos nada y sentimos que el caso se está tratando sin recursos y con protocolos inadecuados», manifiestan los seres queridos del joven, que llevan pasando este duro trance desde que desapareciera, el pasado 1 de enero en Orihuela Costa.

«Está siendo un largo y costoso camino, en todos los sentidos y con mucho sufrimiento seguimos esperándole. Necesitamos que el nombre de Henry se siga recordando», expresa Gina, la madre del joven, lamentando los bulos publicados sobre el paradero de su hijo y el intento de estafa de 2.000 euros al que tuvieron que enfrentarse hace unas semanas, que argumentaba que tenían al joven desaparecido.

La proyección de futuro de Henry se frustró cuando «abandonó presuntamente la vivienda que compartía con otro chico por una supuesta pelea. A partir de ahí se desconoce lo que ocurrió después y las nueve personas que había en esa casa tampoco recuerdan nada». Además, «no logramos entender cómo pueden decir versiones acordadas en la puerta del cuartel de Pilar de la Horadada», explica Andrés, el hermano mayor de Herny.

Para él, lo cierto es que «no se llevó la cartera, no portaba documentación, tampoco el reloj ni el teléfono móvil, objetos que fueron entregados por los amigos a la Guardia Civil». En este sentido, la familia está convencida de que el joven no se marchó de forma voluntaria, ya que «estaba ilusionado con sus estudios, quería ir a la universidad e iba a comenzar las prácticas de coche después de Navidades porque había superado el teórico», indica Andrés.

Henry estudiaba Segundo de Bachillerato en el IES Playas de Orihuela y «siempre ha sido un chico alegre y aficionado al deporte desde niño, pero al llegar aquí, las compañías no fueron las adecuadas», matiza su hermano.

De origen colombiano, llegaron a España hace unos quince años, cuando Henry apenas tenía siete, y con su madre, que aterrizó un tiempo atrás en el país, se instalaron en Murcia. Hace algo más de cuatro años comenzaron a vivir en una de las urbanizaciones de Orihuela Costa. Henry también tiene una hermana pequeña, y los recuerdos para ellos son incesantes.

«Él ayudaba a mi madre en la peluquería, sabía idiomas, era trabajador y era un chico noble de gran corazón», dice el primogénito de la familia, quien piensa que la tragedia comenzó el día que conocieron a un chico, islandés de 28 años, con el que más tarde su hermano Henry convivirá en la calle del Fénix de Las Mimosas, en Orihuela Costa.

Sin rastro

Se han cumplido esta semana los cien días desde que se le perdió la pista y hasta la fecha son escasas las informaciones que recibe la familia sobre la situación en la que se encuentra la búsqueda de Herny. «Hemos recorrido de Murcia a Alicante contando con la colaboración de muchas personas que nos han apoyado en las batidas y en las iniciativas que hemos llevado a cabo, como sorteos y vídeos de personas famosas que respaldan nuestro cometido desde hace más de tres meses. Queremos tener respuestas sobre qué paso con mi hijo», apostilla la madre.

Para Andrés, resulta incomprensible que muchos de los amigos y padres y madres de estos jóvenes que tenía Henry por amistades se hayan desvinculado de las actuaciones realizadas para buscarlo. «Lo peor es comprobar el desinterés por parte de aquellas personas que estuvieron esa noche con él y que eran consideradas amigos», señala mientras recuerda las últimas palabras de cariño que recibió de su hermano en la tarde del 31 de diciembre.

Andrés tiene muy presente al compañero de piso que tenía Henry. «Mi hermano llevaba unos meses conviviendo con ese chico. Lo conocíamos de coincidir en un bar cuando íbamos a ver los partidos de fútbol. Nos comentó que vivía solo y se ganó su amistad hasta el punto de que Henry se fue a vivir con él. Al parecer, en esa casa se produjo una muerte de un chico en extrañas circunstancias», asegura.