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El langostino de Guardamar peligra por la invasión del cangrejo azul

El Ayuntamiento y la Cofradía de Pescadores instan, de manera urgente, a la Confederación Hidrográfica a dar una autorización para la pesca selectiva

Embarcaciones pesqueras en el puerto de Guardamar de Segura, en una imagen de archivo. TONY SEVILLA

La pesca de Guardamar está en pie de guerra ante la incómoda presencia del cangrejo azul americano (Callinectes sapidus), instalado en el tramo final del río Segura. El municipio pesquero quiere acabar con la expansión descontrolada de este crustáceo y, por ello, desde el Ayuntamiento y la Cofradía de Pescadores de Guardamar han solicitado, de manera urgente, a la Confederación Hidrográfica del Segura el poder capturar ejemplares en la zona de la desembocadura, utilizando para ello unas nasas selectivas.

Estos métodos de pesca, todavía en prueba, se pretenden ubicar en el mar, frente a la costa de la localidad, a partir de los meses de mayo o junio, unas tres veces al mes, para comprobar los resultados y valorar el impacto de su aplicación en la propagación del cangrejo azul americano.

Utilizar este método de pesca implica también la reglamentación a favor de la conselleria, que busca apresar solamente a la jaiba, como se conoce a este tipo de cangrejo y evitar así su proliferación y el consecuente peligro para los bañistas y para la oferta de langostino y sepia.

Para el concejal de Agricultura y Pesca del Ayuntamiento de Guardamar del Segura, Jesús Tenza, la concesión de este permiso por parte del organismo de cuenca haría posible la colocación de nasas para evitar así su propagación por la costa guardamarenca, y más de cara al verano, cuando estos ejemplares se dejarán ver por el aumento de la temperatura.

«Esta especie ya nos ha invadido. Se trata ahora de controlar sus poblaciones y comercializar los ejemplares capturados por nuestra flota de trasmallo artesanal para que, al menos no sean todos inconvenientes y pérdidas económicas» apostilló el edil, quien además manifestó que «se trata de instalar este tipo de jaulas dirigidas exclusivamente a esta especie invasora que rompe las redes de los pescadores y afecta a otras especies autóctonas de gran importancia comercial, como los langostinos y las sepias».

Ante esta ocupación masiva del cangrejo azul, presente en esta costa desde 2014, el langostino de Guardamar peligra ya que se alimenta de estos pequeños crustáceos y también de sepias que se encuentran en el litoral guardamarenco. «Cada año se pesca menos cantidad de langostino, por ejemplo el año pasado solo se vendió en la Lonja de Guardamar 930 kilos», indicó la secretaria de la Cofradía de Pescadores de Guardamar, Manoli Burgos.

A lo largo de este mes de abril comienza la temporada del langostino, que se prologará hasta agosto o septiembre, y, en este sentido, los resultados de la faena «no se espera que sean mejores y posiblemente se capture menos porque el cangrejo azul se los come», aseguró el patrón de embarcación Cristian Zaragoza Cartagena.

Desde hace algo más de cuatro años, este pescador y su padre están colaborando con los biólogos en el estudio que están realizando científicos del Centro de Investigación Marina (CIMAR) de la Universidad de Alicante (UA) en la zona afectada por ejemplares de esta especie, que «miden entre treinta a cuarenta centímetros de un extremo a otro con las patas estiradas y pueden tener un precio en el mercado de unos 14 euros el kilo», expresó el patrón Zaragoza.

También, los pescadores de Guardamar han notado una descenso importante en los últimos meses de ejemplares de dorada salvaje. «Este invierno hemos visto muy pocas con respecto a años atrás, cuando era normal pescar unos treinta kilos al día», destacaron. Por el contrario, «se ha notado un aumento de déntol, caracterizado por unos prominentes colmillos capaces de hacer frente al cangrejo azul». A nivel de consumo y comercialización, por ser un producto codiciado al ser considerado como el segundo marisco más consumido del mundo, se está manteniendo contactos con el sector de hostelería de Guardamar para que incluyan en sus platos el cangrejo azul.

Los pescadores llevan dos semanas sin salir a faenar

La tradicional actividad vinculada a este municipio pasa unas horas bajas. Los días pasan y no hay recompensa para los 18 trabajadores del mar que se mantienen en activo en la Cofradía de Pescadores de Guardamar, fundada en 1923. Para ellos, patrones y marineros que faenan con ocho embarcaciones de artes menores, estas dos últimas semanas están resultando complicadas porque desde el pasado 15 de marzo no se está recogiendo pesca y ven el futuro con poca esperanza y lleno de obstáculos. «Es un trabajo no valorado y con sufrimiento diario», mencionaron en la casa de los pescadores de Guardamar, pues «tres están a punto de jubilarse y solo hay tres que no se acerquen a los cincuenta. La juventud no desea seguir con labor de sus antepasados, a pesar de ser un pueblo dedicado a la mar y donde todos tenemos algún familiar vinculado a la pesca», expresó la secretaria de la Cofradía.

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