Con una salud envidiable y con la simpatía que le caracteriza, la guardamarenca Carmen Viudez Rodríguez celebró sus 104 años con una gran fiesta de aniversario, organizada en el centro de mayores Casaverde Guardamar, donde vive desde agosto de 2016.

A esta especial cita de cumpleaños no faltaron su familiares, pues esta coqueta centenaria es madre de tres hijos y abuela de nietos, biznietos y tataranietos. Carmen, que nació un 2 de abril de 1915, es la más longeva del municipio y sopló las velas rodeada de sus seres queridos y residentes del geriátrico. Además, recibió la visita del alcalde de Guardamar del Segura, José Luis Sáez, la edil de Sanidad y Seguridad Ciudadana, Ana Martínez, el director general del Grupo Casaverde, Alberto Giménez, y el sacerdote Manuel de la parroquia de San Jaime, quienes felicitaron personalmente a la protagonista de la tarde de ayer, junto al director de la residencia, Víctor Pérez.

La celebración contó con la presencia del Coro Armonía Joaquín Madurga de Guardamar, que recitó varias melodías para los asistentes y le cantó el tradicional «Cumpleaños feliz» a Carmen, momento en el que recibió un ramo de flores por parte del alcalde.

Memoria

Durante la fiesta de cumpleaños, Carmen se mostró muy feliz, agradeció los regalos y se animó a recitar una poesía que aprendió cuando recibió la Comunión siendo una niña. Viudez ha visto evolucionar al pueblo que la vio nacer y donde siempre ha vivido. Se crió en el seno de una familia numerosa, de genes longevos pues un sobrino falleció después de cumplir los cien años.

Su alegría la ha trasmitido siempre a los demás. Madre y ama de casa, la centenaria de Guardamar del Segura y, posiblemente, la abuela de la comarca de la Vega Baja, tiene una excelente memoria que hace le trasladarse años atrás, cuando era niña y «llevaba la comida a mi padre, que trabajaba plantando pinos, y yo no quería ir porque me daban miedo las serpientes y había barro», refiriéndose al actual parque Reina Sofía que tiene justo delante de la residencia donde habita.

Carmen ha disfrutado de su familia, que la considera «una abuela especial», recuerda una de sus nietas, destacando de ella que fue una gran cocinera y que le encantaba coser y escuchar novelas de la época a través del transistor.