Callosa de Segura celebró ayer, coincidiendo con el primer miércoles de la mitad de la Cuaresma, la XXXII Edición de "Partir la Vieja". Esta antiquísima tradición consiste en poner unos muñecos o viejotes de tamaño natural y confeccionarlos con materiales caseros colocándose en las puertas de las casas con carteles críticos sobre cualquier tema para así puedan verlo vecinos y viandantes.

Durante el día, la comitiva municipal visita los viejotes en los diferentes colegios y las diferentes calles del municipio, que entre vecinos crean verdaderas obras de arte, entregándoles un diploma en agradecimiento a su participación manteniendo año tras año esta tradición superviviente en la Vega Baja del Segura.

Esta costumbre, de origen medieval, solo se ha conservado en unos pocos lugares de la provincia como son Elche, Novelda, Agost, Petrer, Cocentaina o Muchamiel y, en la Vega Baja, solo en Callosa de Segura.

El director honorífico del Museo del Cáñamo, Roque Albert, ha señalado que este año la participación ha mantenido el nivel "pero, como todas las tradiciones, necesita del mimo, cuidado y atención de lo frágil que se pueda mantener a lo largo del tiempo". Han sido un total de 30 viejotes, inertes, de tamaño natural, y 20 viejotes vivos, los que cubrieron diversos puntos de las calles de Callosa para recordar la llegada de la mitad de la Cuaresma. En la tradición participaron los colegios, asociaciones como La Pasión, Cáritas, el centro de discapacitados o la Escuela del Cáñamo, además de numerosos vecinos en diversas calles y plazas, sobre todo en la zona del Calvario y el Barrio de la Cruz.

Los temas elegidos este año fueron la ecología, la proximidad de las elecciones como buen momento para pedir a los políticos, las quejas de los ancianos porque sus hijos ya no les cuidan como ellos hacían con los suyos, la celebración del 50 aniversario de la Pasión o la elección de Cáritas como cargo de honor de la Semana Santa. Todo ello aderezado con mucho humor.

Una comitiva visitó los colegios para entregarles un diploma y un obsequio. Ya por la tarde se hizo el tradicional recorrido popular con las majas, la charamita y las autoridades municipales. No faltaron las dos singularidades, la de los agasajos gastronómicos de los participantes a los visitantes y la participación de viejotes vivos que asemejan, sentados e inertes, que son hechos de materiales como los otros y asustan a los viandantes que se acercan.