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Granja de Rocamora

Una asociación de la Vega Baja enseña a caminar, hablar o escribir a personas con daño cerebral

Acervega atiende actualmente a una quincena de personas de distintos municipios de la comarca que han sufrido un ictus o un daño cerebral adquirido

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Una asociación enseña a hablar o escribir a personas con daño cerebral

Es miércoles por la tarde y en el interior de un amplio local de Granja de Rocamora aguardan una quincena de personas que están aprendiendo, de nuevo, a vivir. Sí, aquí adquieren otra vez conocimientos que aprendieron de niños pero que por culpa de un daño cerebral han olvidado o perdido esas capacidades. Algo tan habitual como andar, hablar, leer, escribir o coger un vaso de agua es para ellos, ahora mismo, un dilema. En este local, cedido por el Ayuntamiento de Granja de Rocamora y adaptado con rampas y ascensor, vuelven a aprender todas esas aptitudes gracias a los profesionales de la Asociación de Daño Cerebral Adquirido e Ictus de la Vega Baja (Acervega) que se desviven por cada uno de los usuarios. Ofrecen diversos tratamientos, según las necesidades, como logopedia, fisioterapia, neuropsicología, terapia ocupacional o la ayuda de un trabajador social.

Acervega, la asociación de la Vega Baja que enseña a caminar, hablar o escribir a personas con daño cerebral

Acervega, la asociación de la Vega Baja que enseña a caminar, hablar o escribir a personas con daño cerebral

La sonrisa de estos usuarios, y su alegría por la vida, contagian enseguida. Cada uno se prepara para el taller que le toca. Unos, junto al fisio, se agarran a una barra que les enseñará a camina; otros tratan de recordar dónde se escondía la pareja de esa carta que han cogido de un juego de memoria mientras la terapeuta pone un ejercicio de escritura. «Lo más importante, lo que buscamos, es que adquieran la mayor independencia y calidad de vida posible», explica Antonio López, miembro de Acervega.

Acervega nació hace ahora 7 años de la mano de Santiago Mora, jefe de Neurología del Hospital Vega Baja. Hasta entonces no había en la comarca ningún servicio que ayudara a las personas que han sufrido un daño cerebral, ya sea por un ictus o por un accidente (los más habituales son los de tráfico). «Las terapias en centros privados son caras y lo que más se echaba en falta era un servicio de información y asesoramiento para las familias de quienes han sufrido un daño cerebral, porque cuando te ocurre en tu familia te sientes muy perdido, es todo nuevo, no sabes qué hacer, ni a quién acudir, ni con qué recursos se cuenta y, por eso, un grupo de familias en esa situación fuimos las que creamos la asociación junto a Santiago», explica López.

Al recibir financiación y también subvenciones de la Diputación de Alicante la cuota que pagan los usuarios es mínima, de 15 euros al año, a los que hay que sumar las sesiones de fisioterapia u otras, aunque todas ellas son bastante asequibles, alejadas de los precios de centros privados que atienden a personas con daño cerebral. Acervega ofrece talleres todos los lunes y miércoles. «Si necesitan terapia, 8 sesiones al mes son solo 35 euros, porque lo que buscamos es que todas las familias que tengan a un familiar con daño cerebral puedan costearle una terapia para mejorar su vida y ser más independiente».

Duro

DuroEs muy duro para los familiares de una persona con daño cerebral asumir que de la noche a la mañana pierdan la capacidad de hablar, escribir, la memoria o de asearse por sí mismo. Por eso es muy importante la orientación e información a quienes les cuidan. El respiro familiar también forma parte de las terapias. «Cambia la vida no solo de quien sufre el daño, también de sus familiares y, por ello, ofrecemos talleres con neuropsicólogos que orientan al cuidador sobre cómo llevar de la mejor manera esta enfermedad», indica Antonio López. «Hay que pasarlo, mi madre con 58 años lo sufrió y de un día para otro eres tú el que tienes que hacer la comida, el que la tienes que acostar, planchar la ropa o lavar, se da la vuelta a la tortilla», cuenta.

Esta asociación atiende actualmente a una quincena de personas de distintos municipios de la Vega Baja que han sufrido un ictus o un daño cerebral adquirido, además de contar con medio centenar de socios. Todos ellos de entre 40 y 80 años, aunque pueden acudir personas con este daño desde los 18 años. «Hay casos de gente muy joven que son estremecedores y por eso también hemos hecho campañas en los institutos para enseñar a jóvenes de entre 14 y 18 años que por un accidente de tráfico puedes acabar con un daño cerebral y en una silla de ruedas, una labor de concienciación muy necesaria», explican desde Acervega.

De momento no ofrecen servicios para niños con daño cerebral aunque se plantean ponerlo en marcha en un futuro «porque también hay casos en la comarca». Poco a poco esta asociación va creciendo para poder ofrecer una mejor atención a sus usuarios. Los presupuestos de Acervega se van duplicando cada año: si en 2018 la partida para personal era de 15.000 euros, este 2019 alcanza los 30.000. Todo para que estas personas puedan, de nuevo, contar con una vida lo más parecida a la que tenían antes de sufrir un daño cerebral.

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