La procesionaria campa a sus anchas por el parque natural municipal del Molino del Agua.Las orugas han dejado los bolsones de las ramas de los árboles y se pueden encontrar en «procesión» por el suelo, mobiliario y zonas de esparcimiento, entre ellas el parque infantil.

Desaparecerán en unas semanas, cuando se entierren para convertirse en mariposas a finales del verano. Si se tocan las orugas liberan millares de pelos urticantes que en contacto con la piel de las personas o animales producen reacciones alérgicas en la piel, irritación de los ojos e incluso problemas respiratorios.La presencia de estas orugas es habitual a finales de invierno o principios de la primavera, pero en esta ocasión se ha anticipado. Es una plaga, muy habitual, por otra parte, en zonas con bosque de pino, como es el caso. Y hay que extremar las precauciones con mascotas y niños pequeños.

El concejal de Parques, Domingo Soler (APTCe), aseguró ayer que este parque, como en otros, recibió tratamiento contra esta plaga en diciembre, para recordar a continuación que la mayor parte de actuaciones en el recinto del Molino son competencia del área de Medio Ambiente, dirigida por Fanny Serrano (PSOE). El área de Medio Ambiente, por su parte, indicó que es responsable de la gestión de la zona de dominio público junto al mar, en el cordón dunar. El parque cuenta con algo más de 20 hectáreas de superficie.