Callosa de Segura puso fin ayer al cierre de calle más largo que se recuerda en el municipio. Han sido tres interminables años con incontables problemas desde que se hundió en parte y, con ello, cuatro viviendas resultaron afectadas lo que obligó a su desalojo y apuntalamiento, que aún continúa. Con el fin de las obras, lo que sí se produjo ayer fue la reapertura de esta vía, la principal entrada y salida del municipio de y hacia Redován y Orihuela y que permanecía cortada desde entonces. Tras su cierre, en noviembre de 2015, se ha desviado el tráfico por pequeños viales secundarios. Las obras de rehabilitación finalizaron ayer y han sido llevadas a cabo por la Unión Temporal de Empresas Los Serranos SAU y Heliopol SAU.
La empresa ha acometido la fijación del terreno y la inyección de hasta 160 micropilotes en la vía pública, que era la operación más costosa y delicada de los trabajos, y la renovación de los suministros de la calle, del saneamiento y de la red de agua potable. Además, se han retirado las conducciones de fibrocemento para adaptarlas a la normativa de seguridad y salud actual, a la vez que se ha cimentado el firme de la vía y el asfaltado de toda la calle.
La obra contó con testigos de medición de vibraciones y seguimiento de inclinación de las viviendas a las cuales se reforzó su apuntalamiento. De las cuatro viviendas más afectadas, y que tuvieron que ser desalojadas al encontrarse dentro del perímetro de afección de la obra, tres de los propietarios han llegado a acuerdos de responsabilidad patrimonial con el Ayuntamiento de Callosa de Segura a través de su seguro, por lo que en este momento solamente uno continúa litigando en los juzgados la indemnización propuesta.
La obra ha sido subvencionada en un 75% por la Diputación de Alicante , siendo la ayuda provincial de 332.455,60 euros ante un proyecto que ha costado 443.274,13 euros. El resto del dinero lo paga el Ayuntamiento. Según fuentes municipales, el origen del problema que afecta a esta calle fueron las pérdidas de agua que sufrió la red de la Mancomunidad de Canales del Taibilla, cuya tubería discurría por debajo de esa calle, y las redes de Aqualia, que es la concesionaria del servicio de agua potable.
