Es uno de los elementos más singulares de la modernista Plaza Nueva de Orihuela pero lleva ya mucho tiempo destrozado. Se trata del termómetro que desde la década de los años 20 da la temperatura exterior. Ha pasado por guerras, por temperaturas extremas, las que se daban hace muchos años en Orihuela, y en los últimos tiempos se ha topado con el vandalismo. Los cristales que protegen a este singular termómetro están rotos y los trozos siguen allí dando cuenta del abandono al que está sometido este bonito elemento situado sobre un pedestal decorado con los mismos azulejos que adornan los bancos y otros elementos de esta entrañable plaza, en pleno centro de Orihuela.

Los orígenes de la Plaza Nueva como tal, donde en su día estuvo la sede del Ayuntamiento, se remontan a la dictadura de Primo de Rivera, siendo alcalde Francisco Díe Losada, en 1928. Fue diseñada por el arquitecto Severiano Sánchez Ballesta, quien escogió los diferentes elementos que la adornan. Ha pasado por varias restauraciones, incluyendo sus elementos característicos como la fuente de las ranas, la farola (idéntica a la que está en el Paseo de Gracia de Barcelona), los bancos y el termómetro. El 19 de diciembre de 1986 la Plaza Nueva pasó por su gran restauración, por parte de la Escuela de Artes Plásticas. La última reforma de la plaza se hizo en el mandato pasado, en 2013, con una inversión de 20.000 euros para recuperar toda la azulejería, la farola central, la pérgola, el deterioro de los bordillos o el muro que la rodea. Además, se restauró el termómetro, ya entonces inutilizado, protegiéndolo con un cristal, que ya está roto. El cronista oficial de la ciudad, Antonio Galiano, recuerda que «muy cerca de allí se ponía un fotógrafo, de esos que metían la cabeza para hacer la foto en esas cámaras antiguas, y era típico hacerse la foto allí con el termómetro, cientos de oriolanos se hicieron la foto».

El termómetro no funciona desde hace muchos años y no puede repararse porque es de mercurio, material que está prohibido al ser tóxico y contaminante. El edil de Infraestructuras, Juan Ignacio López-Bas, aseguró ayer que el cristal va a ser repuesto «porque es lo único que podemos hacer, ya que no se puede cargar al ser de mercurio y su restauración sería de Patrimonio».

Para los amantes del patrimonio el estado en el que se encuentra el termómetro «es lamentable». Así lo señala el arquitecto Álvaro García, de «Patrimonio Base». García resalta la importancia del termómetro «una pieza modernista preciosa de forja y muy querida por los oriolanos y que no se protege ni se cuida suficientemente porque no se le da el valor que tiene».

El portavoz de «Patrimonio Base» critica el deterioro que sufre la Plaza Nueva por los actos vandálicos «y si elementos originales no los puedes proteger, deberían guardarse y exponerse en un museo y sustituirlos por una copia, porque el termómetro es una pieza única». Álvaro García recalca «el gran patrimonio modernista que hay en Orihuela y que debería protegerse mejor».