La Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE) comenzó hace un año a recuperar el meandro de Las Norias del río Segura, situado en el límite de la Región de Murcia con la Comunidad Valenciana y va a continuar esta labor de rehabilitación ambiental durante todo el 2019 en la parte oriolana. Algo que incluye el desbroce de metros lineales con más de 600 árboles propios del bosque de ribera mediterráneo -que tiene como función impedir el crecimiento descontrolado de las cañas que ocupan la mayor parte del cauce en la Vega Baja. El bosque de ribera se extendía con grandes manchas de vegetación que caracterizaban la Vega Media y Baja al paso del río, incluso en los cauces urbanos, antes de que se deforestaran para usar la madera como combustible a mediados del siglo XX y que las obras antirriada que encajonaron el río entre grandes motas dieran la puntilla a sus últimos vestigios.

Parece que los proyectos ambientales son los únicos que logran algún tipo de unanimidad entre administraciones gobernadas por partidos de distinto signo. En esta iniciativa colaboran tres ayuntamientos -Murcia (PP), Beniel (PSOE) y Orihuela (PP), además de la Confederación Hidrográfica del Segura (PSOE).

El alcalde de Orihuela, Emilio Bascuñana, Beniel, Mari Carmen Morales; y el concejal de Medio Ambiente de Murcia, Antonio Navarro, visitaron ayer estas actuaciones de recuperación del bosque de ribera en el meandro de Las Norias. El Ayuntamiento oriolano lo ha llamado «bosque de ribera inter-autonómico».

El meandro de Las Norias es uno de los pocos del curso del río en la Vega Baja que mantiene curso de agua en el cauce antiguo, lo que le confiere «un enorme potencial para la recuperación ambiental», según el portavoz de ANSE, Pedro García. En los trabajos se está planteando la sustitución de los extensos cañaverales por formaciones de bosque de ribera compuestas por álamos, olmos, tarays, almeces, fresnos e incluso algunos sauces y sauzgatillos acompañados de baladres. Hasta la fecha se ha restaurado medio kilómetro de riberas, al que se suman dos amplios taludes, superándose los 600 de ejemplares de diversas especies autóctonas de ribera. Una parte importante de las plantaciones disponen de riego por goteo y están siendo necesarios desbroces para garantizar su supervivencia frente a los cañaverales. En el momento en el que los árboles logren cierto porte restarán espacio y luz a las cañas, que dejarán de ocupar toda la superficie. El cañaveral tiene una presencia muy importante en todo el cauce, no solo por la degradación ambiental que ha sufrido el río durante las últimas décadas, también porque se ha abandonado su uso tradicional en la agricultura o la construcción. La formación original conocida como bosque de ribera «reporta innumerables beneficios tanto ambientales como paisajísticos y, lo que resulta más relevante, desempeña importantes funciones como la retirada de gases de efecto invernadero, la depuración de las aguas o la reducción de la temperatura ambiental y del agua por el sombreado», además de suponer un riesgo menor ante la crecida del río, frente a las bardomeras que se forman con las cañas, según ANSE.

Otro objetivo a medio plazo es garantizar el paso de más curso de agua por el meandro. Además, este meandro, explicó Bascuñana «supone un punto estratégico para la recuperación del río Segura como corredor ecológico y un excelente ejemplo de colaboración entre diferentes entidades para la recuperación de la biodiversidad», indicó. También en el marco de la recuperación patrimonial que pretende el Ayuntamiento de Orihuela de las norias Moquita y Pando.

Convenio

ANSE ha actuado con éxito en la recuperación del bosque de ribera en otros tramos del río como Molina de Segura, algunas zonas de Murcia en contraparada, o junto a la potabilizadora de la capital murciana. En todas las intervenciones se ha logrado reducir o incluso eliminar -en función de los recursos disponibles- la presencia de cañas. El caso de este meandro es único porque la mayoría del cauce antiguo están colmatados con escombro, aunque otros han sido recuperados por los municipios como parques.

Los convenios con los ayuntamientos no son solo para desarrollar las reforestaciones, también de custodia fluvial para mantener las actuaciones. Y no suelen implicar una financiación para ANSE, que desarrolla su actividad con ayudas del Ministerio de Medio Ambiente. Los acuerdos con los ayuntamientos permiten agilizar los permisos para actuar en la zona y que la población deje de considerar el río como «un colector de aguas residuales», según ANSE.