El recordado don Antonio Roda, cura de los de antes, de los de sotana y bonete, tenía un programa en la radio local que, los sábados, precedía al que yo conducía sobre los deportes, tanto en Orihuela como en la Vega Baja, durante el fin de semana. El programa del cura, a quien yo decía, en broma, que me espantaba a la audiencia, se llamaba «Cosas que me pasan». En ese programa, la mayoría de las veces sin venir a cuento y aprovechando, eso sí, que el Segura pasa por Rojales y «Menejusar», terminaba hablando, inexorablemente, de «la enfermedad que padecía la sociedad oriolana, la pesetina», argumento que le servía para pedir la colaboración ciudadana con la que llevar a cabo diferentes proyectos para ayudar a los más necesitados y, sobre todo, a «su querido colegio», el Oratorio Festivo. El «pater» hablaba de «la pesetina» porque, según él, «el oriolano es del puño cerrao», ¡vamos que gasta menos que un «siego en novelas» o, lo que es lo mismo, que le cuesta rascarse el bolsillo! Recuerdo que el cura me regaló -lo trajo de Lourdes- un vaso de metal de esos que se forman con anillos concéntricos y superpuestos y que una vez desplegados y debidamente ensamblados configuran el recipiente. Me dijo tenía que utilizar el vaso todos los días porque estaba bendecido y me ayudaría a «voltear» las adversidades que se me presentasen en la vida. ¡Ay, cura; si yo te contase! Lo reconozco, he buscado el vaso en cuestión, pero no lo he encontrado. ¡Y lo he buscado porque se avecinan tiempos jodidos para esta «sotánica» Orihuela que tanto nos duele! Ya lo cantaban los vigueses Golpes Bajos: «Malos tiempos para la lírica».

El cura hablaba de pesetina, enfermedad que se ha perpetuado en el tiempo, pero al revés. Él hablaba de que el oriolano no gastaba ná, ¡vamos, que no colabora o que le cuesta un mundo hacerlo y cuando lo hace es a regañadientes y por el qué dirán, porque desprendido, lo que se dice desprendido, era, y es, más bien poco! En los tiempos que corren «se ha dao la vuelta a la tortilla»; ¡espero que no sea de patata, porque mira que están buenas las tortillas de patatas! ¿verdad Guti? Antes se decía que «pa la casa aunque sea una piedra»; ahora «se desprecia la ayuda» que pueda venir. ¡Válgame el Señor». ¡Si el cura levantara la cabeza! ¡A buenas horas se le iban a escapar a él unos reales!

Y todo esto viene a cuento de que no doy crédito, entre otras cosas porque ¡no soy ni banco ni caja de ahorros! ¡Por no dar no doy ni pena! Y no doy crédito cuando leo que la Entidad de Saneamiento de la Comunidad Valenciana (Epsar) ha «mandao» un escrito al alcalde Bascuñana recordándole asuntos que deberían solucionarse «a la mayor brevedad posible» -¡coño, antes de que acabe no ya el año, sino la legislatura!-, entre ellos la inversión de 6.650.000 euros para la «mejora de la red de saneamiento y depuradora de Orihuela Costa», trabajos que, según «parese», fueron aprobados por el Consell en julio pasado y que no han podido «empesar» a ejecutarse porque el Ayuntamiento -cinco meses después- no ha dado su conformidad. ¡Haz caca, Pilarín, que mamá te limpia!

¡Cómo no se den prisa a alguien se le va a pasar el arrós! La Ley Electoral prohíbe taxativamente -¡y si no que se lo pregunten al «menejusense» Miguel López!- que un mes antes de las elecciones se inauguren cosas, ya que podría contravenirse la norma por entenderse de que se trata de actos electoralistas fuera de tiempo. ¡Adeu, plaça de bous! Esto quiere decir que alguien podría no hacerse la foto para, sacando pecho y exhibiendo músculo, reivindicarse de cara a los próximos comicios domésticos, argumentando para ello que ¡cumplo lo que prometo, aunque me quede menos que a un pastel en la puerta de un colegio!

Y se me abren las carnes cuando, después de lo apuntado anteriormente, leo que el mejor alcalde que tiene mi pueblo de adopción -nací en Cox, como sabéis- dice que su partido no puede permitirse perder la alcaldía, por lo que «su gestión debe culminarse con otro mandato», para lo que se pone a disposición del que manda, pese a que «la dirección del PP autonómico aseguró, hace meses, que no será el candidato». ¿Iría a trabajar sin cobrar; no al revés? ¡Mal vamos si regañamos a unos críos de La Aparecida que, en un pleno infantil, no le «bailaron el agua al tito Emilio, a quien le llueven palos por cambiar el nombre al «C.S. del Rabaloche»! Lo dicho, «cosas que me pasan».