n Al margen del ecoparque móvil no hay una instalación de gestión de residuos en la comarca que vaya a ser una realidad inmediata. La más avanzada es la planta de transferencia de residuos de Dolores, encomendada a la empresa pública Vaersa y que ahora está sometiendo su proyecto de ejecución a exposición pública. El Consorcio espera que pueda comenzar a construirse a principios de 2019 en una parcela del polígono industrial de Dolores para asumir y trasladar más de cien mil toneladas de residuos al año. Antes de esta iniciativa se malogró otro proyecto similar en Guardamar. También está en plazo de análisis un proyecto de planta de transferencia para Orihuela y su entorno presentado por Ferrovial en la pedanía oriolana Escorratel, sobre suelo no urbanizable. El Consorcio está con las manos atadas para llevar a cabo la contratación global de todas las instalaciones necesarias en la Vega Baja por eso se ha abierto a recibir iniciativas privadas -que luego aseguran se someterán a concurso público- y que puedan resolver parcialmente algunas de las carencias.

Y es que quién debe desarrollar el plan de gestión global está por dirimirse en los juzgados. En 2008 el consorcio adjudicó el desarrollo del Plan Zonal a la UTE Cespa- Ortiz. La ubicación del vertedero inicial era Torremendo (Orihuela). Luego se modificó a Albatera para el vertedero definitivo y Cox para la planta transitoria. Ambos municipios modificaron sus planes generales de forma puntual para evitar la instalación mientras que el consorcio, intentando desvincularse del escándalo Brugal rescindía el plan zonal con Cespa. Esos tres procedimientos: Cox, Albatera y rescisión están recurridos por Cespa y por dirimirse en el TSJCV.