La mayor parte de la huerta de la Vega Baja y las regadíos del trasvase ha recibido una media de cincuenta litros por metro cuadrado entre octubre y lo que va de noviembre. Un respiro para los bancales, que muy pocas veces se pueden observar llenos de agua de lluvia, como era el caso ayer de los cultivos del entorno de Orihuela. Ciudad en la que cayeron hasta treinta litros por metro cuadrado, según el sistema de medición automática de la Confederación Hidrográfica del Segura. La tormenta barrió de sur a norte el Bajo Segura de madrugada hasta primeras horas del día dejando un mínimo de 15 litros pro metro cuadrado.

Este agua de lluvia no es solo beneficiosa por el hecho de regar. Reduce la salinidad del suelo -que recibe durante todo el año el aporte de un agua con mucha conductividad procedente de las tandas de riego del Segura- y en el caso de los cítricos «limpia» los árboles. Además, las temperaturas otoñales permiten retener la humedad con menor evaporación.Algunas zonas de la Vega Baja van culminar el año con más de 300 litros por metro cuadrado de lluvia. Cifra que ya ha superado Guardamar del Segura (316 litros momentos) y su zona de influencia. Un registro por encima del clima semiárido que caracteriza a la Vega Baja en la que la media se sitúa entre los 220 y los 280 l/m2.