Todos los edificios construidos con anterioridad a 1992 presentan mayor grado de vulnerabilidad frente al riesgo sísmico porque hasta ese año no se dispuso la obligatoriedad de aplicar la normativa sismorresistente en la construcción, según explicó ayer el profesor de Física de la Tierra de la UA, Sergio Molina, en la jornada técnica que organizó la Agencia Valenciana de Seguridad como preparativo del Gran Simulacro de Terremoto que se llevará a cabo en Torrevieja el día 14.

«Somos conscientes de que la peligrosidad que tenemos al sur de la provincia es importante en comparación con lo que pueden ser otros lugares de la península», explicó. Y es que hay que distinguir entre peligrosidad y vulnerabilidad frente a los temblores. «En cuanto a la vulnerabilidad -que cuantifica el daño que pueden provocar los terremotos en función de la antigüedad de los edificios, altura y localización- actualmente se están dando los primeros pasos para cuantificarlo en nuestras ciudades», dijo.

Algo que recogen los informes del Plan Especial de evaluación del riesgo sísmico en la Comunidad Valenciana con un estudio sobre la vulnerabilidad sísmica de edificios residenciales, que la Generalitat abordó al tener poblaciones con intensidades sísmicas superiores a VII grados, según la Escala Macrosísmica Europea. Esos estudios fijan la estimación de un daño grave del 13 % del número de edificios para la provincia de Alicante si se diera un terremoto de esa magnitud. En el caso de Torrevieja una parte muy importante se su actual parque residencial se construyó en las décadas de los 70 y 80.

«Es cierto que todos aquellos edificios que no se han construido con normativa sismorresistente son más vulnerables. En el año 1992 se estableció la primera normativa. Desde ese año todos los edificios que se han construido son menos vulnerables porque tienen una normativa detrás de obligado cumplimiento con el fin de que la estructura fuera más adecuada al comportamiento sísmico». Lo que no quiere decir, indicó este experto, que «no se adopten medidas para preparar planes de riesgo sísmico que minimicen el riesgo», porque «riesgo siempre vamos a tener. El riesgo cero es imposible. Tenemos que conocerlo y saber cómo actuar», agregó.

Los investigadores y cargos públicos que abrieron ayer la jornada recordaron el terremoto de Torrevieja que, el 21 de marzo de1829, causó 389 muertos, 375 heridos y destruyó más de 5.000 viviendas. Es el suceso sísmico más destructivo acaecido en la Comunidad. Los primeros criterios de diseño antisísmico en España surgieron a raíz de ese terremoto -que causó graves daños en Orihuela, Almoradí y Orihuela- a través de unos informes técnicos de construcción antisísmica en los que se aconsejaba que se aumentara la anchura de las calles y ya se advertía de no incluir elementos exteriores decorativos como remates o cornisas.