Una multitudinaria marcha recorrió ayer la mota del río Segura en el tramo que discurre por la Vega Baja, desde Guardamar del Segura donde desemboca, hasta Orihuela donde inicia su entrada a la comarca procedente de tierras murcianas. El recorrido, en bicicleta y con paradas en los municipios ribereños, sirvió para reivindicar mayor atención por parte de las administraciones al que es el elemento que une a esta comarca y que no está siendo nada bien tratado por culpa de su «contaminación y expolio», como denunciaron los organizadores, la Asociación «Segura Transparente». Más de 300 personas secundaron la marcha.

Las camisetas alusivas al lema de la marcha reivindicativa «Por un río vivo» llenaron de recuerdos a quienes, con cierta nostalgia, recuerdan aquellas manifestaciones multitudinarias organizadas a finales de los años 90 y principios de 2000 denunciando la contaminación del río Segura y que despertaron muchas conciencias. Algo que se pretende recuperar. Los organizadores de la marcha leyeron ayer un manifiesto en cada uno de los municipios donde hicieron parada. Son varias sus peticiones, como la de exigir a las administraciones que expliquen «qué se hace con el agua de los pantanos», ya que aseguran que «hay una demanda tal de agua que la que no está embalsada se encuentra en balsas privadas a lo largo de la cuenca del Segura».

Otra de las reivindicaciones es que la Generalitat adecúe las depuradoras a las exigencias de la Unión Europea «porque el agua que depuran no cumple los estándares», aseguran. Por último, se dirigieron a todos los ayuntamientos de las vegas alta, media y baja del Segura, para que «se dejen de luchas partidistas y vayan todos a una en la defensa de nuestro río».

José Manuel López Grima, portavoz de «Segura Transparente», advirtió del peligro que corre el riego tradicional en la Vega Baja y denunció «la falta de limpieza del cauce que en caso de gota fría supone un peligro». López Grima reclamó un cambio de política hidráulica y acabar «con el robo sistemático del agua del río». Este experto en agua señaló que «en Orihuela la conductividad del agua es de un grado y medio menor de sal que las acequias de Almoradí, Rojales y Guardamar por los terrenos de yeso de Algorfa y Benejúzar, donde se ha permitido regar sabiendo que ese suelo era así, y el drenaje ya está llegando al río», lamentó.