El Ayuntamiento de Daya Nueva ha autorizado la instalación de una antena de telefonía móvil sobre un suelo calificado en su planificación urbanística como zona verde, aunque sin que el parque esté ejecutado. La alcaldesa Teresa Martínez explicó que esta ubicación va a permitir resolver un problema de cobertura de móvil que afecta a la práctica totalidad de los vecinos de este pequeño municipio de 2.000 residentes, provocado por otras antenas de poblaciones vecinos que crean una zona de sombra.

La alcaldesa dio a entender que el lugar donde finalmente se ha puesto en marcha la antena lo ha ofrecido el propio municipio. Alejada del casco urbano -está situado junto al cementerio- para evitar posibles quejas y preocupaciones vecinales por los supuesto impacto sobre la salud de este tipo de instalaciones.

La edil aseguró que la obra cuenta con todos los informes técnicos municipales favorables, sin entrar a valorar la condición de zona verde del terreno y sin confirmar esa condición de zona verde. El gobierno local se planteó la posibilidad de abrir la necesidad de poner en marcha el repetidor a un concurso público, según indicaciones de los técnicos. Finalmente, los funcionarios decidieron asignarlo directamente a través de un convenio a una única empresa y permitir que en el mismo emplazamiento se puedan ubicar otros si hay firmas de telecomunicaciones que se interesan en mejorar su cobertura en la zona.

El suelo en el que se ubica la torre debería albergar una zona de esparcimiento con jardines. Fue expropiado en su día por el municipio para que una urbanización aprobada en los aledaños cumpliera con el porcentaje de suelo legalmente exigido a zona verde. Lo que permitió triplicar el número de viviendas previstas. La expropiación de estos 9.500 metros -ahora un bancal en barbecho con ese pequeño recinto vallado y destinados a albergar antenas de telefonía junto al cementerio- le han costado 200.000 euros al municipio -que estuvo a punto de ser embargado para hacer frente al pago-, y el parque no se ha ejecutado. El plan contaba con 56.106 metros cuadrados para albergar 168 viviendas. Fue entonces cuando el entonces alcalde Mariano Pedraza, que contaba con familiares propietarios de esos suelos y primer edil de 1995 a 2011, impulsó su ampliación. El proyecto pasó a contar, tras la tramitación del Ayuntamiento, con 169.517 metros para albergar 508 casas -sin ese parque público-.