En el último pleno ordinario como vecinos asistimos a un hecho totalmente excepcional, algo que creo no debe existir en ninguna otra parte que no sea en Torrevieja. Durante el pleno, el edil del PP Luis M. Pizana llamó Nazis a los integrantes del equipo de gobierno.

Al margen del insulto gratuito, parece inconcebible que un representante de la derecha más rancia llame a un Gobierno de coalición con mayorías de izquierdas "Nazis".

Deberíamos tener clara la dimensión del significado de esa palabra, es algo que se suelta a la ligera cuando se pretende descalificar a alguien. Pero ese insulto incluye muchísimo más que la descalificación: cuando llamamos NAZI a alguien lo estamos comparando con personas que no respetaron la vida, con personas que torturaron, que se aprovecharon de indefensos, que intentaron realizar una limpieza étnica, que atacaron y diezmaron a todas las minorías que no encajaban en su discurso.

En una palabra banalizamos un insulto terrible por una discusión política. Creo que el edil Pizana debería recurrir a los libros de historia, leer, ver imágenes. Sr Pizana, vuelva a ver todos los documentales; llore viendo cuerpos de niños destrozados; llore viendo barbarie. Creo que le servirá un poco para comprender lo que dijo en el pleno refiriéndose a sus vecinos. Porque no nos confundamos: los ediles del equipo de gobierno son vecinos, nos los cruzamos en los bares, nos los cruzamos caminando, nos los cruzamos en el pueblo.

El insulto descalifica al que lo dice y no al que lo recibe. El insulto sólo demuestra impotencia, falta de argumentos, de fuerza o de razón. Demuestra sin lugar a dudas una debilidad. Máxime cuando se dice a los gritos, fuera de sí, sin ningún tipo de autocontrol

Nazi no es una palabra que deba ser utilizada para insultar; no banalicemos el concepto. Recordemos, no olvidemos. Enseñemos a nuestros hijos a darle la importancia que se debe a las palabras. Con la violencia verbal o física no llegamos a ningún lado y con la crispación política tampoco. Demos ejemplo.