Con diferentes argumentos, los alcaldes de los municipios donde se van a impartir las nuevas religiones rechazaron la medida y expusieron, todos, que existen prioridades mucho más urgentes que esta, como «acabar con la masificación y los barracones», apuntaba la alcaldesa popular de Almoradí, María Gómez. En La Vila, el alcalde socialista Andreu Verdú, reconocía que «nadie nos ha comunicado nada oficialmente», «nos estamos enterando de la noticia por vuestra llamada» (la de la periodista). Andreu asegurana no poder posicionarse oficialmente por este desconocimiento, aunque «personalmente opino que cualquier religión debería estar fuera de los colegios, en las viviendas y en los templos, pero no en las aulas, salvo como tema en la asignatura de Historia». El alcalde de Crevillent, el popular César Augusto Asencio también remarcaba que «existen otras prioridades más urgentes», como en Almoradí, «donde tenemos centros saturados y barracones», apunta Gómez. Coinciden los alcaldes en que «nada se ha hecho desde el consenso», no se ha preguntado a los ayuntamientos, ni a los consejos escolares. Y sobre todo, insisten: «¿Qué criterios han seguido para escoger a nuestro municipio». Nadie los conoce y, por eso, la mayoría expresa su «disconformidad» de una forma rotunda con tener que impartir cualquier religión nueva.
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