Al menos cuatro gatos callejeros han aparecido muertos esta mañana en el entorno de la Dehesa de Campoamor, en Orihuela Costa, con síntomas de haber sufrido un envenenamiento. Será ahora el Seprona de la Guardia Civil quien investigue las causas que han provocado que los cuatro felinos hayan fallecido y sus cadáveres estuvieran muy cerca los unos de los otros. En las inmediaciones se han localizado restos de comida junto a unos contenedores que podría haber sido adulterada para envenenar a los animales. La Policía Local de Orihuela ha acudido al lugar y ha custodiado los cadáveres de los gatos hasta que han sido retirados. Se les practicará una autopsia para saber con exactitud que les ha provocado su muerte.

Los felinos han aparecido muertos en la calle Juan Ramón Jiménez y entre la Avda. Miguel de Cervantes y la calle Concha Espina de Campoamor, cerca del lugar donde había comida que podían haber consumido como boquerones o macarrones, y que se investiga si es la fuente de alimento que estaba adulterada. La Federación de Asociaciones de Orihuela Costa (FAOC), que pide un control de las colonias de gatos asilvestrados, ha condenado estos hechos a través de las redes sociales aportando fotografías y solicitando a los vecinos que "no se tomen la justicia por su mano". Además, ha recalcado el peligro que supone para otros animales, como los perros, o, incluso, los niños, dejar en la calle comida envenenada. Los operarios de Limpieza Viaria han retirado todos los restos de comida para evitar nuevos envenenamientos.

La edil de Sanidad, Noelia Grao, ha querido ser cauta sobre la causa de la muerte de los animales aunque sí ha señalado que "todo hace indicar que han muerto al haber comido algo que tuviera algún tipo de veneno, porque cuatro gatos no mueren así a la vez". Grao se ha referido al problema vecinal existente por los detractores de las colonias de gatos asilvestrados que han tomado las urbanizaciones del litoral oriolano, y quienes les dan de comer sin ningún control y sin recoger después los restos que dejan los gatos, algo que no está permitido. "Hay que intentar buscar el equilibrio y la comprensión y es uno de los asuntos principales que trataremos en la Mesa de Bienestar Animal que vamos a convocar este próximo lunes", ha dicho la concejal quien ha añadido que "es una salvajada matar así a los animales". "Cuando alguien llega a este extremo no se da cuenta de lo que puede provocar, quizá le pueden molestar los gatos, pero no son formas porque pueden provocar que un niño o alguien, de manera accidental, tenga contacto con el veneno que le hayan puesto y les provoque un envenenamiento", ha advertido Grao quien ha informado de que "hay medios municipales para atajar cualquier problema relacionado con las colonias de gatos".

Hay localizadas colonias de más de 30 gatos cada una en Aguamarina, Las Filipinas, Campoamor o el PAU 8. El Ayuntamiento de Orihuela está adherido al programa CES (Captura, Esterilización y Suelta), pero los resultados no están siendo los esperados. Muchas gatas no son castradas y siguen naciendo camadas que forman nuevas colonias, siempre en torno a una fuente de alimento. Alimentar a los gatos no está prohibido, pero sí dejar los restos de comida y recipientes en la vía pública, lo que puede acarrear una sanción. De hecho, hay voluntarios adheridos al programa CES que tienen carné de alimentadores para dar de comer a estos felinos de forma ordenada y reglada, con alimento seco. El problema es que son muchos los que llevan comida, sobras en su mayoría, y alimentan sin control a estos animales con la falsa creencia de que no son autosuficientes.

El pasado año el Ayuntamiento capturó a 25 felinos en Orihuela Costa que se llevan al centro de protección animal para ser adoptados, aunque algunos, por su carácter salvaje y su imposibilidad de domesticación, se reubican, tras castrarlos. La población gatuna, no obstante, se puede multiplicar hasta por 10, con colonias de más de 30 animales. Tanto desde las asociaciones como desde el Ayuntamiento han condenado el envenenamiento masivo de gatos, que no es la primera vez que sucede, y se han instado mutuamente a colaborar para evitar que un vecino molesto con la presencia de los felinos vuelva a provocar una masacre gatuna de esta magnitud.