«Voy a poner un letrero para vender mi piso porque aquí no se puede vivir, muchos vecinos estamos asustados (...) Yo no estoy acostumbrado a vivir en la mierda, con perdón». Así se expresaba ayer, en una mezcla de indignación y rabia, Carmelo Suñer. Es el presidente de la Asociación de Vecinos Rabaloche-Oriol. Un hombre mayor que conoce muy bien su barrio, el mítico arrabal del Rabaloche y que, con mucha tristeza, lamentaba ayer tenerse que referir así a él. Pero no aguantan más los vecinos. El que fuera el germen de la ciudad de Orihuela sucumbe a la degradación más absoluta y Carmelo no tarda en buscar comparaciones. «Somos la Cañada Real de Orihuela». La droga es uno de los principales problemas del barrio que va a más como reconocen los vecinos. «Cada noche se ponen 'grupicos' de jóvenes a consumir droga ya fumar porros y no respetan a nadie», lamenta. «El barrio se ha convertido en un foco de droga», señala Carmelo.

Los vecinos acusan al equipo de gobierno (PP y Cs) de hacer muy poco por el emblemático barrio del Rabaloche y de «pasarse la pelota» unos ediles a otros en cuanto a responsabilidades para solucionar diferentes problemas en la zona. Unas críticas que ha hecho suyas también el PSOE cuya portavoz, Carolina Gracia, y edil María García, quisieron ayer ponerse del lado de los vecinos con una visita al barrio, que fue agradecida por un grupo de residentes hartos de los problemas de seguridad y limpieza de los que adolece el Rabaloche. Gracia acusó al gobierno local de «dejadez absoluta» al «apenas haber invertido en este barrio en lo que llevamos de mandato, está olvidado».

Una de las evidencias del abandono al que está sometido este arrabal oriolano son los escombros que, casi dos años después de desprenderse de la fachada de un edificio de la calle Encarnación Vilella Pina, aún no han sido retirados. El Ayuntamiento puso entonces un vallado, que iba a ser provisional, y que allí permanece sin ningún tipo de seguridad ya que está abierto en un lateral y cualquier persona puede acceder dentro, lo que supone un serio riesgo. Dentro, además de los escombros, se acumulan bolsas de basura y otros residuos, de los que suelen dar cuenta las gallinas y pollos que pasean libremente por la ladera de la sierra. Esta situación de insalubridad también está atrayendo insectos no deseados y roedores.

La portavoz socialista se mostró muy sorprendida de que el Consistorio aún no haya actuado para retirar los restos de la fachada que se vino abajo. «Es algo indecente», lamentó Carolina Gracia, quien añadió que «el Ayuntamiento, a través de la Concejalía de Patrimonio, debería buscar una solución alternativa. No costará tanto que se revise esa situación y que se ponga una valla de las que pueden recoger en caso de nuevos desprendimientos y que permita, respetando los metros necesarios, reabrir la calle y acotar esta situación».

Calle cortada

La calle está cortada desde que se produjeron los desprendimientos en la fachada. Un pequeño pasillo da acceso a los peatones, aunque suele estar repleto de basura. Los vecinos advierten que el corte de la calle puede provocar serios problemas en el caso de que ocurra una emergencia ya que por ahí no pueden pasar los vehículos de bomberos o las ambulancias. Por su parte, los vecinos deben dar una enorme vuelta con sus coches para ir de un lado a otro de la calle. Los cables, además, cuelgan de la fachada hasta casi tocar el suelo, lo que supone un riesgo añadido.

No está en mejor situación la ladera de la sierra. La basura es la protagonista de un espacio que debería estar libre de ella. Un carrito de supermercado tirado allí da cuenta del incivismo de quienes han decidido usar esa zona como vertedero, y, también, de la falta de limpieza en esos terrenos de propiedad municipal. «Son los vecinos los que lo limpian». El problema, y grave, podría llegar en caso de lluvias torrenciales porque todos esos residuos y escombros caerían ladera abajo.

La portavoz del PSOE oriolano pide a PP y Cs «que se dejen de revanchas políticas y sean más responsables, honestos y, sobre todo, que trabajen más». Para Carolina Gracia ambos partidos «están trabajando en clave electoral, dejando todo para el final».

Los vecinos aseguran sentirse «asustados» sobre todo por las noches cuando llegan a sus casas por el incremento de la delincuencia. Algunos pisos tienen las persianas destrozadas. Uno de los residentes nos advierte que «es una de las casas donde se han metido okupas, hay muchas en el barrio; llegan, le pegan la patada a la puerta y se meten destrozándolas por dentro».

La barriada se encuentra a escasos metros del casco histórico y los vecinos del Rabaloche, que se sienten orgullosos de ser «rabalocheros», quieren que el resto de oriolanos conozcan la situación por la que atraviesan para dejar de sentirse como el barrio olvidado de Orihuela.