Una de las principales «pegas» que ponen los usuarios al agua del grifo es su sabor a cloro, una cuestión para la que en esta jornada se ofrecen una serie de recomendaciones con el fin de ayudar a mitigar esa sensación. Entre ellas, la importancia de usar una botella de vidrio para el agua, agitarla y dejarla reposar sin tapar -el cloro se evapora rápidamente- y guardarla en la nevera. Otro truco es añadir unas gotas de limón para mejorar el sabor del agua o también añadirle hielo si se va a consumir directamente del grifo.