«Hello, my kittens» (hola, mis gatitos). Es el saludo que le hace cada mañana un hombre, de acento británico, a la colonia de gatos que vive en Aguamarina. El «cuidador» se acerca en su vehículo eléctrico, por sus dificultades de movilidad, y en la cesta lleva un «tupper» con raspas de pescado, cabezas de gambas y otros restos de algún festín cuyas sobras parecen ser una exquisitez para los felinos, que nada más ver al hombre se acercan en manada. En un par de minutos 12 gatos se agolpan en los «cacharros» de comida y de agua que les ha puesto en una pequeña plaza del paseo que recorre la reserva de flora de Aguamarina, donde los felinos se han hecho los dueños, como en otras partes del litoral de Orihuela. Hay localizadas colonias de más de 30 gatos cada una en Aguamarina, Las Filipinas, Campoamor o el PAU 8.

Es jueves, día de mercadillo en la zona, y para algunos residentes, sobre todo extranjeros, los gatos alimentándose es una más de las atracciones turísticas de la costa oriolana y no dudan en sacarse una foto de recuerdo. Sin embargo, para la mayoría de vecinos, las colonias de gatos asilvestrados les causan un verdadero dolor de cabeza. «Defecan y mean en nuestros jardines privados y en los comunitarios, ¿qué se puede hacer? Cada vez hay más», se queja una vecina. El Ayuntamiento de Orihuela está adherido al programa CES (Captura, Esterilización y Suelta), pero los resultados no están siendo los esperados. Muchas gatas no son castradas y siguen naciendo camadas que forman nuevas colonias que «colonizan» nuevas zonas.

La Federación de Asociaciones de Orihuela Costa (FAOC) duda de la eficacia de dichas capturas. «Todas las colonias de gatos que hay en las urbanizaciones del litoral se han comunicado a la Concejalía de Sanidad desde hace un año por registro. Tienen que aplicar el programa CES, pero no tienen dinero para hacerlo porque actúan con subvenciones y no llegan para todos los casos», señala el portavoz de FAOC, Tomás Moreno. Su federación ha enviado varios escritos al Ayuntamiento pidiendo una solución a lo que consideran puede crear un grave problema de salubridad ya que quienes alimentan a los gatos no suelen recoger los restos de comida que dejan, y de los que dan buena cuenta otros animales menos «adorables» como ratas o cucarachas.

Alimentar a los gatos no está prohibido, pero sí dejar los restos de comida y recipientes en la vía pública, lo que puede acarrear una sanción. De hecho, hay voluntarios adheridos al programa CES que tienen carné de alimentadores para dar de comer a estos felinos de forma ordenada y reglada, con alimento seco. El problema es que son muchos los que llevan comida, sobras en su mayoría, y alimentan sin control a estos animales con la falsa creencia de que no son autosuficientes.

«Es un problema que existe desde hace varios años en Orihuela Costa y en otros lugares limítrofes. Aquí va 'in crescendo' porque el Ayuntamiento no lleva a cabo las medidas necesarias como es el aplicar el programa CES en todas las colonias y dedicar el dinero que haga falta para que, con una mínima colaboración de voluntarios, se lleven a cabo actuaciones eficaces. Pero Sanidad se escuda en que no hay voluntarios», explica Moreno quien resume que «al final se trata de un problema de dinero y de la insuficiente dotación presupuestaria para erradicar esta carencia».

La edil de Sanidad, Noelia Grao, dice ser consciente del problema de la proliferación de colonias de gatos asilvestrados. El pasado año el Ayuntamiento capturó a 25 felinos en Orihuela Costa que se llevan al centro de protección animal para ser adoptados, aunque algunos, por su carácter salvaje y su imposibilidad de domesticación, se reubican, tras castrarlos.

La población gatuna, no obstante, se puede multiplicar hasta por 10, con colonias de más de 30 animales. «Tenemos un problema con quienes alimentan a los gatos ya que solo los podemos atrapar con jaulas y los que están alimentados por los vecinos no entran en ellas, y no podemos poner a una persona permanentemente allí, necesitamos de la colaboración de voluntarios», señala la concejal. El 17 de septiembre el Ayuntamiento de Orihuela convocará la Mesa de Bienestar Animal donde uno de los asuntos a tratar será, precisamente, el control de las colonias de gatos asilvestrados en la costa oriolana.