El Intendente jefe de la Policía Local de Orihuela, José María Pomares, se mostró ayer más cauto que otros años en su discurso en el acto de otorgamiento de distinciones y de homenaje a la Policía Local para festejar la festividad de su patrona, la Virgen de Monserrate, pero no dejó pasar, como es costumbre, las necesidades de su plantilla. En el plano reivindicativo, ante un abarrotado auditorio de La Lonja, aprovechó el único acto público donde toma la palabra para pedir mejoras en el cuerpo policial que pasan, dijo, por una ampliación de la plantilla.

El intendente jefe de la Policía Local dirigió sus palabras, no al alcalde de Orihuela como suele ser habitual, sino a la edil de Seguridad Ciudadana, Mariola Rocamora, con quien ha mantenido varios encontronazos en los últimos meses. José María Pomares advirtió que si no se incorporan nuevos agentes a la Policía Local de Orihuela «en un año podemos tener un grave problema» de seguridad. Pomares señaló que la actual plantilla es de tan solo 142 agentes «y cada año que pasa somos menos». Así, criticó que se quedaran en nada promesas de anteriores mandatos de dotar a la plantilla de 200 agentes, que es lo que se necesitaría para garantizar la seguridad en todo el extenso municipio.

El jefe de la Policía explicó que está previsto que entre en vigor el decreto de jubilación en el primer trimestre de 2019, así como el futuro reglamento de segunda actividad, que se unen a las bajas estacionales y las limitaciones de las tasas de reposición que imponen las leyes estatales y que no permiten contratar a más interinos. Todo ello dejará numerosas vacantes sin cubrir y una merma importante en la plantilla policial por lo que, dijo, «habrá que inventarse algo».

Pomares se dirigió a Rocamora, presente en el escenario junto al regidor oriolano Emilio Bascuñana, para pedirle que sus palabras se las tomara «como una sana crítica» y añadió que «si ella apuesta por su Policía Local, este cuerpo de seguridad apostará por ella y tendrá nuestra confianza y apoyo, como se lo hemos demostrado». Palabras que hacen referencia al cruce de acusaciones que mantuvieron a cuenta de la orden de Rocamora, el pasado mes de julio, de cambiar las libranzas de los agentes, que se negaban a hacer horas extra, para poder cubrir todos los actos festivos, a lo que respondió Pomares sacando de las patrullas a los 25 agentes interinos que tiene el cuerpo policial y que no pueden portar arma. Actualmente estos policías han formado una unidad de agentes de barrio en el margen derecho del río.

«Todo es mejorable»

Para el alcalde, Pomares solo tuvo buenas palabras agradeciéndole su «mano izquierda» para resolver asuntos como los del botellón durante las fiestas de Moros y Cristianos, dejando fuera de esos logros a Rocamora, que intervino antes que él y quien destacó el «esfuerzo económico y de material que está haciendo este gobierno con su Policía Local». La edil señaló que «entendemos que todo es mejorable y tenemos que invertir más, pero los recursos son muy limitados». Su discurso lo terminó apelando a la «lealtad que exigen las leyes de la fidelidad y el honor desde la máxima autoridad hasta el último ciudadano». Palabras que muchos de los agentes presentes interpretaron que iban dirigidas a quienes critican su gestión.

El alcalde, que intervino después de Pomares, pidió que «nadie dude» de su compromiso y el de su gobierno para dotar a la Policía de los medios y recursos «de los que disponemos como administración». Tras las protestas que han protagonizado los policías locales en estos últimos meses, Bascuñana apeló a que «prevalezca el diálogo frente al conflicto, una actitud mediadora y conciliadora que nos permita acercar posturas y alcanzar acuerdos con el objetivo de servir a la ciudadanía por encima de todo». El regidor oriolano, objetivo también de las críticas de los sindicatos policiales que exigen mejoras, pidió a los agentes «que trabajemos unidos, como un equipo organizado y disciplinado».