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Invasión sin control del «rabo de gato»

La planta exótica se extiende por el litoral de la Vega Baja pese a que su uso ornamental está prohibido

Planta invasora en una de las rotondas de la Avenida de Cortes Valencianas, en Torrevieja. tony sevilla

Es una planta de aspecto amable. Parecida en algo al esparto pero con mucho más porte -alcanza casi el metro y medio de altura-. Sin apariencia de ser peligrosa para la flora autóctona, el «rabo de gato», es utilizado de forma totalmente irregular para uso ornamental. Pero comienza a ser un problema.

Es originaria del nordeste de África, desde Túnez hasta Somalia, pero se ha adaptado al medio semiárido del sur de Alicante y está ocupando el espacio de la flora autóctona. En los 70 se localizó en Canarias. A finales de la década pasada se detectó en Málaga y después en varios puntos de la provincia de Alicante, según el catálogo español de especies exóticas invasoras, que la califica como una de las «plantas alóctonas más problemáticas». Y es que además de invadir zonas propias del matorral mediterráneo puede ocupar cultivos.

Lo más llamativo es que tanto administraciones públicas como empresas están utilizando todavía hoy esta especie (su nombre científico es Pennisetum setaceum) como planta ornamental en los últimos años pese a que está expresamente prohibido por la legislación, al menos desde 2009, en el caso de la Comunidad Valenciana y desde 2013 a nivel estatal. Así ocurrió en el caso del parque aromático de Torrevieja. De ahí ha saltado a la rotonda de la Avenida de las Cortes Valencianas de Rotary Club y se acerca peligrosamente al ámbito del parque natural de las lagunas de La Mata y Torrevieja, desde el Alto de la Casilla. Lo mismo ocurrió cuando se remodeló el paseo Vista Alegre. Se adornaron las jardineras con estos ejemplares.

Ahora se pueden observar en el dique de Poniente. También se utilizan por parte de particulares en la zona de Las Torretas e incluso se emplearon sin ningún tipo de control en la jardinería de las instalaciones de la Ciudad Deportiva de Torrevieja. El caso conocido más grave en la Vega Baja -e incomprensible- de esta invasión de cola de gato es su uso masivo en la ornamentación del centro comercial La Zenia Boulevard, el más grande de la provincia.

La planta, además de invadir otros espacios sin urbanizar, ha terminado afectando a la microrreserva de flora del barranco de Las Estacas, de unos dos mil metros cuadrados, con presencia de endemismos que solo se pueden observar en el sureste peninsular -como la jarilla de cabeza de gato-. Supuestamente esta zona, rodeada de zonas residenciales, está protegida y acotada por la Generalitat Valenciana.

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