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Orihuela

La primera orden femenina sigue viva

Las Hermanas Clarisas celebran el 525 aniversario de su llegada al municipio, siendo la primera comunidad religiosa de mujeres que se instaló en la Diócesis de Orihuela-Alicante

Las clarisas durante una misa en San Juan. tony sevilla

La comunidad de las Hermanas Clarisas ha sido testigo del devenir de la historia de Orihuela desde el año 1493, cuando llegaron cinco religiosas procedentes de Murcia para habitar el convento de San Juan de la Penitencia. Fue la primera de las órdenes femeninas que se instaló en la actual Diócesis de Orihuela-Alicante, caracterizada por su vida contemplativa intramuros y su ayuda a personas sin recursos. Este año cumplen 525 años de historia y celebran que aunque han pasado tiempos buenos y también difíciles, siguen en el mismo lugar con la misión que da sentido a sus votos.

Son nueve monjas las que en actualmente residen en el monasterio. La más joven tiene 21 años y la mayor, 94. Su rutina es prácticamente la misma desde el siglo XV. Se despiertan al alba y en torno a las seis y media de la madrugada rezan las primeras oraciones. Durante el día preparan hostias para surtir a diferentes templos, cocinan deliciosas tartas a base de almendra, huevo y azúcar, y se ocupan del huerto y de los quehaceres domésticos. «Las tareas van rotando cada semana entre unas y otras y nuestra vida transcurre siempre bajo la regla de Santa Clara: oración y trabajo», expresa la madre abadesa, sor Esperanza. La religiosa, de carácter afable y muy risueña, señala que en este convento han llegado a habitar hasta 62 hermanas. Aunque ahora son muchas menos no teme que la orden desaparezca. «Sería estupendo que el Señor nos llenara de vocaciones, aunque es difícil en estos tiempos que se dé una consagración, pero Dios proveerá», apunta. Las hermanas que en la actualidad más tiempo llevan en el convento llegaron hace 62 años, y las últimas tres, de incorporación reciente, proceden de Kenia y Tanzania.

Todas ellas viven en clausura pero mantienen cierto contacto con el exterior cuando reciben alguna visita y a través de la verja que comunica el convento con la iglesia. Es una valla de hierro que antaño estaba completamente cerrada pero que ahora tiene una puerta mediante la que charlan de tú a tú con los feligreses que llegan al templo. También reciben a personas sin recursos que buscan , sobre todo, algo que echarse a la boca. Y eso es algo que sucede desde su fundación. Cuentan que cuando no había servicios sociales ni organizaciones humanitarias, «Orihuela tenía a las hermanas clarisas». Fueron ellas además quienes fundaron los conventos de Elche y Hellín.

Durante sus 525 años de historia en Orihuela sólo han tenido que abandonar el convento en dos ocasiones: durante la peste de 1812, cuando se refugiaron en la huerta de Molins, y en la Guerra Civil. En total, han estado exclaustradas menos de cuatro años de los 525 que han transcurrido desde su llegada a la capital de la Diócesis.

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