El concierto de La Unión del pasado lunes en las Eras de la Sal se celebró sin que la adjudicataria del evento, una empresa local, solicitara licencia de actividad, ni presentara una declaración responsable. La autorización era necesaria, según la legislación de espectáculos, pese a que el organizador era el propio Ayuntamiento, porque al escenario habitual se sumaba otro suplementario. El municipio adjudicó por contrato menor urgente y directo la organización del concierto a la promotora que lo estaba publicitando desde hacía meses.

La celebración final del concierto vino precedida de una serie de irregularidades administrativas. Los técnicos tumbaron el primer intento de adjudicación porque la firma presentó la «exclusividad» con el artista en enero, meses antes de que el Ayuntamiento hubiera iniciado el expediente para programar ese espectáculo. Es decir, la promotora anticipó que tenía la exclusividad de algo que supuestamente el Ayuntamiento no sabía que iba a contratar hasta semanas después, y fijando la fecha del sábado 11 de agosto. El proceso que da apariencia de legalidad a ese tipo de contrataciones en los ayuntamientos y que impide desde hace años que concurran otras empresas a esas adjudicaciones es a la inversa: el Ayuntamiento de turno propone que se tramite la contratación de un artista, y la empresa justifica casi de forma inmediata que es la única que tiene a ese artista en exclusividad, y entonces, recibe el contrato de forma directa. La situación se «salvó» el mismo viernes día 10, posponiendo el concierto del sábado 11, al lunes 13 con un contrato menor, que obliga a contratar a una empresa decidida por el municipio, aunque por un importe limitado, archivando el expediente anterior, cuya instrucción, por otra parte, se había confiado a un funcionario adscrito a la Escuela Municipal de Pintura.

Después

La empresa aceptó pese a que el caché del grupo ya se «comía» 13.000 euros del contrato menor de 15.000 y el ingreso por entradas con aforo limitado no cubre ese gasto, aunque sí instaló una barra. El concierto se celebró el lunes 13 sin declaración responsable, ni licencia de actividad. Lo único que consta en el registro, pero ya un día después del concierto, el martes 14, es un proyecto de licencia de actividad de la productora habitual de los eventos en Torrevieja- ajena a la empresa promotora del concierto- que ha instalado el escenario, el mismo para distintos eventos este verano en las Eras de la Sal.

A esta situación se suma la suspensión ayer del concierto de Funambulista «ajena al Ayuntamiento», según aseguró ayer un portavoz de la productora contratada.