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San Miguel de Salinas

Un estudio advierte de que la planta de basuras provocará olores y ruido

Medio Ambiente encarga un informe exhaustivo sobre el impacto que la estación de residuos proyectada por OHL causaría al municipio

Un estudio advierte de que la planta de basuras provocará olores y ruido

La instalación de una planta de tratamiento de basuras en San Miguel de Salinas provocaría molestias al entorno por un previsible aumento de los niveles de ruido por el paso continuado de camiones, olores que podrían afectar a la población y emisiones que perjudicarían a la calidad del aire. Esas son las conclusiones preliminares de un estudio técnico para valorar el impacto ambiental que dicha actividad generaría en el municipio. El informe ha sido encargado por la Concejalía de Medio Ambiente que dirige María José Costa, quien se muestra radicalmente en contra de este proyecto y busca argumentos sólidos para exigir al Consorcio Vega Baja Sostenible que bloquee la iniciativa, presentada por la empresa OHL.

La planta proyectada en San Miguel de Salinas para tratar 120.000 toneladas al año se ubicaría, según Costa, a tan solo 2,5 kilómetros del casco urbano, en terreno rústico en torno al paraje Villa Antonia, y sobre una superficie de más de 29.000 metros cuadrados. A su juicio es del todo probable que los vecinos sufran consecuencias negativas mientras se podría ver afectado el entorno del Parque Natural de las Lagunas de La Mata y Torrevieja. El estudio encargado a la consultora medio ambiental Medi XXI se encuentra en elaboración pero la concejala ya dispone de un borrador que señala que la actividad tendría un inevitable impacto sobre la calidad del aire.

Emisión de gases

«Durante la fase de funcionamiento de la planta se producirán emisiones a la atmósfera por gases de combustión de los vehículos que frecuenten las instalaciones. Además pueden emitir a la atmósfera contaminantes relacionados con el compostaje de la materia orgánica de manera aerobia en los túneles, principalmente de compuestos orgánicos volátiles y amoniaco, por fugas y mal rendimiento del biofiltro». Señala asimismo que en el caso de escasez o ausencia de oxígeno durante la fermentación de materia orgánica, «puede ocurrir la fermentación anaerobia, con la consiguiente emisión de metano y otros gases».

En cuanto al impacto sonoro se destaca que durante la fase de funcionamiento de la planta de basuras «puede ser significativo debido a la propia actividad, con maquinaria y motores, y los vehículos asociados a esta», puesto que hasta el municipio llegarían todos los días camiones de basura procedentes de al menos 11 municipios.

Otro parámetro a tener en cuenta serán los olores, puesto que «se pueden producir malos olores debido a los gases producidos en la descomposición, por parte de microorganismos, de la fracción orgánica de los residuos urbanos que entren a las instalaciones, además de los que se producen durante el proceso de fermentación aerobia de la materia orgánica». A ese respecto se apunta que «en el caso de que durante el proceso de compostaje se produjese fermentación anaerobia, los olores se verían incrementados debido a la presencia de ácido sulfhídrico».

Lixiviados

En relación al impacto que causaría sobre el suelo, se apunta por un lado a la modificación del paisaje, puesto que se pasaría de un terreno agrícola a otro industrial, así como a posibles afecciones en caso de que lixiviados (líquido procedente de la descomposición de la basura» se viertan en el suelo.

Sobre los posibles impactos sobre hidrología, los técnicos consideran que durante la fase de funcionamiento de las instalaciones, tanto las aguas superficiales como las subterráneas se pueden ver afectadas. El informe preliminar indica además que «se puede producir impactos negativos sobre la vegetación de manera indirecta por contaminación de suelos, aire o agua». Señala asimismo el posible impacto sobre la fauna del lugar, que «se podrá afectada por el funcionamiento de las instalaciones debido al ruido, tránsito de vehículos, contaminación del aire, ingesta de partículas de materiales nocivos directamente o por bioacumulación (plásticos, metales pesados), afección lumínica y proliferación de plagas (roedores, insectos) con la consiguiente problemática para el resto de fauna y personas».

Son argumentos, a juicio de Costa, más que suficientes para que se paralice la propuesta y se busquen otras alternativas para gestionar la basura de la Vega Baja.

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